viernes, 24 de noviembre de 2017

Política y Sociedad Vol 54, No 3 (2017)

Tabla de contenidos

Presentación

Encrucijadas de la creatividadPost print
Celso Sánchez-Capdequí617-620

Monografía

El ethos creativo: debates y diagnósticos sobre el imperativo estéticoPost print
Celso Sánchez Capdequí621-640
Las metamorfosis del don: ofrenda, sacrificio, gracia, substituto técnico de Dios y vida regaladaPost print
Josetxo Berian Razquin641-663
Aproximación a la vinculación entre la economía creativa y la crisis de la democracia representativaPost print
Celso Sánchez-Capdequí665-682

Miscelánea

Las huellas del Neurosexismo en la literatura del management dirigida a mujeresPost print
Maria Medina-Vicent, Daniel Vicente Pallarés-Domínguez683-705
Engagement y/o intensificación del trabajo ¿opción y/o obligación?: «Si no haces lo que te gusta, te tiene que gustar lo que haces»Post print
Oscar Pérez Zapata, Gloria Álvarez Hernández, Cecilia Castaño707-732
El modelo de empleo juvenil en España (2013-2016)Post print
M. Àngels Cabasés Piqué, Agnès Pardell Veà, Alex Serés733-755
Esbozo de una Teoría de los deberes en tiempos de precariedad y exclusiónPost print
Asier Martínez de Bringas757-776
Sobre el miedo al delito y los otros miedos: el ciudadano-víctima y la inseguridad transversalizadaPost print
Carlos René Rodríguez Garcés, Geraldo Padilla Fuentes, Valentina Durán Acuña777-799
Paradigmas y prevención del terrorismo: una aproximación al Plan Estratégico Nacional de Lucha contra la Radicalización Violenta (PEN-LCRV 2015)Post print
Laura Fernández de Mosteyrín, Pedro Limón López801-823
La relevancia de la agenda de desarrollo en la negociación del tratado de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión EuropeaPost print
José Miguel Calvillo Cisneros825-845
Lo postsecular. Un concepto normativoPost print
Isabel Roldán Gómez847-863

Reseñas

En defensa de la sociologíaPost print
José Antonio Santiago865-868
Martín Criado, Enrique y Prieto, Carlos (coords.) (2015): Conflictos por el tiempo. Poder, relación salarial y relaciones de género. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.Post print
Miguel Ángel Sánchez García869-872
Fillieule, O. y Tartakowsky, D. (2015). La manifestación, cuando la acción colectiva toma las calles. Buenos Aires: Siglo XXI Editores. 224 pp.Post print
Gonzalo Jesús Lohiol873-876
Rodríguez López, R. (ed). (2016). Contrapsicología. De las luchas antipsiquiátricas a la psicologización de la cultura. Madrid, Ediciones DadoPost print
Daniel Calderón Gómez877-880
Han, Byung-Chul (2016): Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Barcelona, Herder Editorial, 127 págs.Post print
Moisés Alonso Baratas881-883
Barreñada Bajo, Isaías y Ojeda, Raquel (eds.): Sáhara Occidental. 40 años después, Madrid, La Catarata, 2016, 317 pp.Post print
Paloma González del Miño884-887



Política y Sociedad
ISSN 1130-8001
ISSN-e 1988-3129
© 2017. Universidad Complutense de MadridBiblioteca Complutense | Ediciones Complutense

miércoles, 22 de noviembre de 2017

La Ciudad impulsa la creación de una universidad para formar docentes

El proyecto busca incentivar el estudio de la carrera ante la falta de maestros en las escuelas; además, promueve que los conocimientos se adecuen a las nuevas necesidades del aula
"Los jóvenes no quieren ser maestros aunque la docencia es la profesión del futuro", afirma el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, al anunciar que enviará a la Legislatura un proyecto para crear una universidad de formación docente, que permitirá jerarquizar y modernizar los actuales 29 institutos públicos de formación de maestros que tiene la ciudad.
Aunque no tiene nombre definitivo y a la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, le gustaría que se llamara Universidad de Maestros, esta nueva casa de estudios, que se convertirá en la segunda en su tipo del país. Está precedida por la Universidad Pedagógica (Unipe), que tuvo rango bonaerense durante ocho años y que, en abril pasado, pasó a jugar en la liga de las universidades nacionales.
La iniciativa la impulsa el gobierno porteño y se espera que pueda convertirse en ley en el próximo año legislativo y funcionar a partir de 2019. La nueva universidad tendrá tres funciones básicas: ser un centro de formación, de investigación y de extensión universitaria.
Inicialmente, los docentes provendrán de los institutos de formación actuales y luego se buscará que cada cargo se obtenga por concurso de oposición y antecedentes. Es probable que la sede central sea el Instituto de Educación Superior Juan B. Justo, en Lascano 3840, Villa del Parque. Hay algunos estudios preliminares sobre cómo reorganizar los institutos estatales porteños, pero no está definido aún si se concentrarán las actividades en un solo edificio o si inicialmente funcionará en distintos ámbitos.
Rodríguez Larreta y Acuña presentarán públicamente esta propuesta hoy, a las 9.45, ante académicos, empresarios, representantes del tercer sector y políticos en un acto en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba), en la avenida San Juan 350.
"Tenemos que generar la inquietud en los chicos para que elijan la carrera docente", argumentó Rodríguez Larreta, y sostuvo que espera que para 2024 la ciudad pueda disponer de 5200 docentes nuevos. El cuerpo actual de maestros en los tres niveles -inicial, primario y secundario- es de 50.000 y anualmente se jubilan 1300.
Aunque todavía resta el debate legislativo, se estima que la nueva universidad estará dividida en "escuelas" de jardín, primario, secundario y de idiomas, educación física y disciplinas artísticas. Salvo que haya modificaciones, no se prevén ni un ciclo básico común como el que se cursa para ingresar en la Universidad de Buenos Aires (UBA) ni un examen de ingreso, como sucede en otras entidades, como la de La Plata (UNLP), signada por los constantes y masivos "bochazos" en la carrera de Medicina. Estará abierta a cualquier estudiante del país, no sólo para los porteños.
La ministra Acuña hizo referencia a las "ventajas" de crear esta casa de estudios: "La formación docente dejará de ser terciaria, se flexibilizarán los formatos de aprendizaje con la posibilidad de ser presenciales y virtuales, el alumno hará prácticas desde el inicio de la carrera, se formará por competencias y se trabajará en el reconocimiento del trabajo colaborativo y la comunicación".
Acuña admitió que en la ciudad "faltan docentes" y señaló el nivel primario como el "más crítico". Según un relevamiento efectuado por su cartera, "en el nivel primario quedaron sin cubrir 144 cargos de maestro de grado". En la escuela secundaria faltan profesores de matemática, lengua, biología, inglés, física y química. En los centros de formación docente, entre 2015 y 2016, bajó la cantidad de ingresantes para los profesorados de Física y de Química. El año pasado, ejemplificó Acuña, "hubo sólo nueve graduados" de esas dos disciplinas.
El gobierno porteño está preocupado por el decrecimiento constante de egresados de las carreras docentes, tanto de los institutos de formación públicos como privados. Un relevamiento entre 2007 y 2015 muestra claramente ese descenso: en 2007 egresaron 3451 docentes y en 2015, 2307.
Si se mira la situación por tipo de instituto, la caída en el ámbito estatal fue menor que en el privado. Pasó en ese lapso de 1815 a 1717. En el privado fue de 1636 a 590.

Secundaria del futuro

Al anticipar la creación de una universidad de formación docente, los funcionarios de la Ciudad confirmaron que el año próximo empezará a implementarse la Secundaria del Futuro, que incluirá prácticas profesionalizantes y cuyo anuncio, efectuado a mediados de año en medio de la campaña electoral, desató una serie de protestas estudiantiles con tomas de escuelas y cese de clases.
"En 2018, comenzará para primer año y solamente en 19 escuelas", expresó Acuña al hacer hincapié en que habrá "cambios en la forma en la que el docente se para frente al aula", porque no habrá clases por asignaturas -actualmente son 11-, sino por áreas. El cambio será progresivo. En 2019, se estima que se sumarán otras 42 escuelas y para 2020 todavía no se sabe a cuántas más alcanzará.
"La escuela tiene que ser el semillero para el distrito tecnológico. Hay que tratar de tentar a los chicos para que luego trabajen sobre tecnología", añadió Acuña, y señaló que habrá cambios en la forma en que se enseña y aprende tecnología y que habrá jornadas extendidas vinculadas con el aprendizaje de programación. Además, se buscará vincular el nivel secundario con el superior, para que más cantidad de alumnos accedan a estudios universitarios.
Para el nivel medio, también se prevé contar con una plataforma online de inglés, con un sistema de certificación del idioma "para que a los estudiantes les sirva para el futuro" y la posibilidad de que los padres puedan ver los boletines desde su teléfono celular.
"Habrá un mayor nivel de autonomía en la orientación, para que los chicos puedan desarrollar su vocación, y habrá más trabajo colaborativo entre los estudiantes, que en distintas experiencias mundiales demuestra que es clave para el mejor aprendizaje", concluyó la ministra porteña.

martes, 21 de noviembre de 2017

La educación bajo asedio del mercado

Adelanto del Diccionario crítico de la globalización, dirigido por Hugo E. Biagini y François de Bernard
Con artículos de académicos de todo el mundo, el Diccionario que publica Biblos se propone como una herramienta para cuestionar los conceptos hegemónicos del neoliberalismo. Aquí, un fragmento dedicado a la mercantilización de los sistemas educativos.

 “Sutilmente se va abandonando el conocimiento teórico, las humanidades y la filosofía.”
La función genuina y primera de la educación es la de constituir un servicio social. Lo es en varios sentidos asociados pero diferenciables entre sí: (1) en tanto ofrece a las nuevas generaciones el acceso a los bienes simbólicos disponibles en una sociedad determinada; (2) en tanto da la opción para un margen de movilidad social ascendente a quienes logran los niveles de acreditación suficientes; (3) por cuanto ofrece las condiciones para la reproducción simbólica de la sociedad, al garantizar el “piso mínimo” de valores compartidos necesario para la subsistencia de lo social en cuanto tal; y (4) en tanto eleva los accesos sociales a la lectura y al conocimiento codificado, lo cual redunda en menores conflictos para el sostén del lazo societario, a la vez que da posibilidades económicas de mejora de la sociedad como un todo, vía la profesionalización de expertos en saberes teóricos, tecnologías y procedimientos, sean materiales o sociales (...)
Esta importancia de lo educativo que se juega en el plano de lo simbólico e incluso lo identitario viene siendo modificada por procesos de mercantilización creciente, que el neoliberalismo ha impuesto a nivel planetario en las últimas tres décadas, con matices diferenciales de virulencia según las resistencias habidas en diferentes contextos.
La función genuina y primera de la educación es la de constituir un servicio social. Lo es en varios sentidos asociados pero diferenciables entre sí: (1) en tanto ofrece a las nuevas generaciones el acceso a los bienes simbólicos disponibles en una sociedad determinada; (2) en tanto da la opción para un margen de movilidad social ascendente a quienes logran los niveles de acreditación suficientes; (3) por cuanto ofrece las condiciones para la reproducción simbólica de la sociedad, al garantizar el “piso mínimo” de valores compartidos necesario para la subsistencia de lo social en cuanto tal; y (4) en tanto eleva los accesos sociales a la lectura y al conocimiento codificado, lo cual redunda en menores conflictos para el sostén del lazo societario, a la vez que da posibilidades económicas de mejora de la sociedad como un todo, vía la profesionalización de expertos en saberes teóricos, tecnologías y procedimientos, sean materiales o sociales (...)
Esta importancia de lo educativo que se juega en el plano de lo simbólico e incluso lo identitario viene siendo modificada por procesos de mercantilización creciente, que el neoliberalismo ha impuesto a nivel planetario en las últimas tres décadas, con matices diferenciales de virulencia según las resistencias habidas en diferentes contextos.
La primera consigna, dentro del ataque neoliberal a la política y al Estado, ha sido la privatización generalizada de los servicios educativos. Con ello, se lograría que algunos propietarios hicieran negocios con la educación, mientras los usuarios de esta pasaban a ser definidos como “clientes” o “consumidores”, dejando en los hechos de ser atendidos en su condición de ciudadanos portantes de derechos.
Este objetivo máximo se ha cumplido parcialmente; en algunos países (caso de Chile, dentro de Latinoamérica) ha llegado considerablemente lejos, de la mano de dictaduras que reprimieron las resistencias. En Uruguay o la Argentina, el éxito ha sido escaso; en otros, como México, muy parcial.
Pero donde no se privatizó directamente –a veces subvencionando a la población con un bono que los estudiantes a su vez pagan a los directivos privados–, se mercantilizaron considerablemente los servicios escolares estatales, arancelando diversos servicios (a veces desde el nivel primario, y muy a menudo en las universidades). Es decir, servicios estatales pero pagos.
Por otro lado, se inició una nueva modalidad de control del Estado sobre su inversión educativa considerada ahora como un gasto; y para poder manejarla, se instalaron los procedimientos de evaluación permanente sobre las actividades, los establecimientos y los actores del proceso educativo, mecanismo que no se aplica en otras áreas de actividad de los Estados contemporáneos. Se pasó así de la planificación a la evaluación, ofreciendo esta la ventaja de operar sobre hechos consumados y concretos, y permitiendo la eventual toma de decisiones drásticas, basadas en los resultados reales o supuestos de dichas evaluaciones.
Otra política coligada a la anterior es la de descentralización sistemática de los servicios, que ha ido llevando la administración de los Estados nacionales a los provinciales o locales, cuando no a los municipios. Tal política, disfrazada de búsqueda de acercar la administración a las bases sociales del sistema educativo, ha tenido por función descomprometer al Estado nacional de la responsabilidad económica por la educación, dejándola librada a los siempre insuficientes recursos locales; de modo que a nivel de los municipios –donde el conocimiento cara a cara es habitual– pueda exigirse a los pobladores que ellos mismos se hagan cargo de una parte –o del total, si cabe– del gasto que el sistema requiere para sostenerse.
Un resultado de políticas como la recién descripta es la pérdida de unidad que se da en algunos sistemas educativos nacionales, que quedan desmembrados, ya que su dependencia de administraciones locales hace que se vayan definiendo diferencialmente los reglamentos y los planes de estudios en cada una de estas.
Otro tópico fundamental es la puesta del conocimiento al servicio de la producción, es decir, de los propietarios de los medios de producción. La insistencia en subordinar el aparato escolar al aparato económico comete la inconsistencia de pretender planificar la educación al servicio de una economía liberal y desplanificada. Y deja de lado el aspecto propiamente simbólico que es propio de lo educativo, para poner todo el acento en el servicio a efectos tecnológicos, que por cierto muy pocas carreras y profesiones pueden promover. De tal manera, sutilmente se va abandonando el conocimiento teórico, las humanidades y la filosofía, así como la ciencia básica y el pensamiento crítico, centrándose la actividad en formar técnicos y profesionales para las tecnologías que las empresas puedan absorber.
En los últimos años, la globalización capitalista ha puesto su mecanismos al servicio del proceso de mercantilización descripto. La OMC pretende definir a la educación como bien transable (...), a los fines de liquidar toda regulación por parte de los Estados nacionales (...) También la matrícula de estudiantes extranjeros para cursos de grado y posgrado en las universidades es hoy objeto de fuerte mercantilización a nivel internacional, habiendo países como Australia que recogen un tercio de sus recursos para la educación superior de ese origen.

miércoles, 4 de octubre de 2017

El movimiento estudiantil en México de 1968 y la masacre de Tlatelolco


¿Qué pasó el 2 de octubre de 1968? y ¿Por qué no se olvida?

Tres luces de bengala en el cielo anunciaron el comienzo de una balacera en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. Era 2 de octubre de 1968 y había unas diez mil personas concentradas en atención a un mitin estudiantil que estaba por terminar. Después de la aparición de los resplandores funestos, comenzó una de las masacres más memorables en la historia de la Ciudad de México.
Se oyeron los primeros disparos. La gente se alarmó. A pesar de que los líderes del CNH desde el tercer piso del edificio Chihuahua, gritaban por el magnavoz: “¡No corran compañeros, no corran, son salvas! . . . ¡No se vayan, no se vayan, calma!”, la desbandada fue general. Todos huían despavoridos y muchos caían en la plaza, en las ruinas prehispánicas frente a la iglesia de Santiago Tlatelolco. Se oía el fuego cerrado y el tableteo de ametralladoras. A partir de ese momento, la Plaza de las Tres Culturas se convirtió en un infierno (vía Elena Poniatowska).
Ese día dejó una huella tan profunda en la memoria colectiva de la capital, que año tras año se realiza una marcha conmemorativa del lugar de los hechos al Zócalo de la ciudad. De acuerdo con el calendario oficial de efemérides del país, el 2 de octubre se conmemora “1968. Aniversario de los caídos en la lucha por la democracia de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco”. ¿En qué sentido las personas que murieron ese día, hace 49 años, luchaban por la democracia?
En el comienzo, la represión policíaca
En la convocatoria a la Gran Marcha del Silencio, desplegada el 13 de septiembre de 1968 en el periódico El Día, el pliego petitorio del movimiento estudiantil se componía de seis puntos:
-Libertad de todos los presos políticos
-Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal, que dictaba el delito de disolución social y sirvió como instrumento legal para reprimir a los estudiantes.
-Desaparición del cuerpo de granaderos
-Destitución de los jefes policíacos Luis Cueto, Raúl Mendiolea y A. Frías
-Indemnización a los familiares de todos los muertos y heridos desde el inicio del conflicto.
Deslindamiento de responsabilidades de los funcionarios culpables de los hechos sangrientos.
El movimiento comenzó el 22 de julio de 1968, cuando un grupo de policías intervino de forma violenta en una disputa entre estudiantes de las vocacionales 2 y 5 del Instituto Politécnico Nacional y la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM.
A partir de ese momento, diversas fuerzas armadas intentaron reprimir la efervescencia de los jóvenes, que ahora protestaban por sus compañeros presos o heridos. Conforme avanzó el tiempo, la relación entre ambos bandos se volvió cada vez más tensa. El 29 de julio, en medio de otro enfrentamiento entre cuerpos de seguridad y población civil, el Ejército nacional disparó una bazuca contra la puerta de la Preparatoria 1 de la Universidad Nacional Autónoma de México.
¿Por qué una institución dedicada a “defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación” arremetió contra un plantel educativo y público? A juicio del entonces rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, estos hechos significaron una violación a la autonomía universitaria, por lo que el 30 del mismo mes mandó izar la bandera de la explanada de Rectoría a media asta.
Autonomía universitaria y democracia crítica
El 1 de agosto una manifestación de gran tamaño salió de Ciudad Universitaria y recorrió la avenida de los Insurgentes, dirigiéndose originalmente hacia el Zócalo. A la cabeza, marchaba Barros Sierra. Debido a la fuerte presencia militar en las calles, el rector declaró lo siguiente al inicio de la caminata:
Al saludarlos fraternalmente, quiero comenzar por indicar que, por petición de numerosos sectores de maestros y estudiantes de la universidad, y para demostrar una vez más que vivimos en una comunidad democrática, nuestra manifestación se extenderá hasta la esquina de Insurgentes y Félix Cuevas”
Pronunciada por él y en ese contexto, la palabra “democracia” hace referencia al derecho a la disidencia crítica, que atiende al entorno y se muestra dispuesta al diálogo y la negociación. Sin embargo, el núcleo de la manifestación era la defensa de la autonomía universitaria y la libertad de los estudiantes presos. Después de ese día y a pesar de las intimidaciones, el movimiento estudiantil continuó y el 2 de agosto se formó el Consejo Nacional de Huelga (CNH), organismo de coalición para la toma de decisiones colectivas.
El 23 de septiembre, Barros Sierra presentó su “renuncia irrevocable” a su cargo de rector en protesta por la presencia del Ejército en Ciudad Universitaria y por la presión gubernamental. En su carta de renuncia, el funcionario declaró que:
La Universidad es todavía autónoma, al menos en las letras de su ley; pero su presupuesto se cubre en gran parte con el subsidio federal y se pueden ejercer sobre nosotros toda clase de presiones. Por ello es insostenible mi posición como rector, ante el enfrentamiento agresivo y abierto de un grupo gubernamental. En estas circunstancias, ya no le puedo servir a la Universidad, sino que resulto un obstáculo para ella.”
El apoyo de la comunidad universitaria y la solidaridad del sindicato de profesores impidieron que se cumpliera esta renuncia. El 30 de septiembre el Ejército salió de las instalaciones de la UNAM, pero el conflicto continuó a escala nacional.
Una historia sin verdadero final, razones para no olvidar
Oficialmente, el movimiento del 68 terminó dos días después de estos hechos, con la brutal represión que tuvo lugar en la plaza de las Tres Culturas. Diez días después, comenzarían los Juegos Olímpicos en México y la memoria política tendría que soportar un silencio forzado durante algunos años.
Hoy, los herederos de 1968 son aquellos que siguen creyendo en la autonomía universitaria y en la democracia crítica. En estos días podría decirse aún más: el movimiento estudiantil más grande en la historia de México fundó algunas bases para la defensa de los derechos humanos, tan violentados los últimos años en nuestro país. Recordemos que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH):
En México la tortura es generalizada, y se presenta frecuentemente entre el momento de una detención — que suele ser arbitraria — y antes de que la persona detenida sea puesta a disposición de un juez (p. 14). […] Por su parte, la CNDH reportó haber recibido, entre 2006 y 2015, más de 10.200 quejas por detención arbitraria, y más de 9.200 por tortura u otros tratos crueles, inhumanos o degradantes (p. 109).
Las demandas por la libertad de los presos políticos y por el cese a la persecución encarnada contra los estudiantes disidentes puso en evidencia la opacidad de los encarcelamientos: el uso de la fuerza bruta (bazucas contra recintos estudiantiles, militares contra menores de edad) demostró que el ejercicio de las fuerzas armadas debía regularse con mayor rigor y apego a la ley. Sin embargo, hoy estos mismos problemas perviven aunque ya no están enmarcados por un contexto de protesta social:
La Comisión [CIDH] observa que otro problema grave en México es la privación arbitraria de la libertad y el uso generalizado de la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes durante los momentos que siguen a la detención de una persona y antes de la puesta a disposición de la justicia.”
A pesar de que han pasado casi cincuenta años desde aquel 1968 fatídico y de que ya hubo un par de sexenios de “transición partidista”, algunas demandas visibles de aquellos años siguen siendo vigentes. Y ésa es la mejor razón para no olvidar.

lunes, 2 de octubre de 2017

Discusiones sobre el fin del capitalismo y lo que vendrá

Claudia Cinatti, La izquierda diario
El capitalismo como modo de producción histórico es un sistema que va a terminar y su fin no está demasiado lejos, incluso quizás ya estamos viviendo el comienzo de este final anunciado. Su muerte no será un acontecimiento violento precipitado por una revuelta de los explotados sino un proceso prolongado y la causa de defunción, una sobredosis de sí mismo. Lo que hay por delante son décadas de decadencia económica, política, social y moral. Palabras más o menos, esta es la principal tesis del sociólogo alemán Wolfgang Streeck sobre la situación actual y su dinámica más probable.
La radicalidad de su análisis y lo sombrío de su pronóstico son una muestra más de la profundidad de la crisis económica, política, social, estatal ?orgánica? que ha abierto la Gran Recesión de 2008. Sobre todo viniendo de un intelectual que antes de formular esta versión sui generis de la teoría del derrumbe capitalista, militaba en las filas del mainstream socialdemócrata.
Los ensayos de Streeck, centrados fundamentalmente en la crisis de la Unión Europea y el capitalismo occidental, abrieron un intenso debate y provocaron la repuesta tanto de defensores del neoliberalismo, como Martin Wolf, como también de representantes de la intelectualidad socialdemócrata bien pensante, entre ellos Jürgen Habermas, con quien ha sostenido una dura polémica sobre el futuro de la Unión Europea. Su lectura adquirió un renovado interés a la luz de los nuevos fenómenos políticos, en particular, con el ascenso de populismos de signos políticos opuestos, y otros eventos relativamente sorpresivos como el Brexit y la presidencia de Trump.
Sin embargo, la agudeza de su análisis contrasta con sus conclusiones políticas. Streeck sostiene una visión fatalista según la cual el capitalismo va camino a implosionar por sus propias contradicciones, lo que abrirá inexorablemente una nueva etapa de barbarie. Descartada la perspectiva de la revolución social, la única alternativa supuestamente realista sería "desglobalizar" al capitalismo y restaurar la soberanía del Estado-nación frente a los "mercados". En síntesis se trataría de sustituir el viejo reformismo socialdemócrata (incluyendo sus variantes "neo" como Syriza) con un igualmente ajado soberanismo que aunque se anuncie por izquierda, entraña los peligros del nacionalismo y recrea ilusiones en la colaboración de clases.
El agotamiento de la "gran transformación" neoliberal y la victoria pírrica del capital
A riesgo de simplificar, podría decirse que la premisa fundamental que subyace a las elaboraciones de Streeck(1) es que la historia del capitalismo es la de sus crisis y no la de su equilibrio, como sostienen los teóricos funcionalistas y racionalistas. La cuestión es por qué y cómo ha sobrevivido hasta ahora y si podrá resurgir de la Gran Recesión de 2008.
Según Streeck la resiliencia del capitalismo, que la ideología predominante confunde con inmortalidad, tiene una explicación política concreta: el salvataje ha venido de las fuerzas antagónicas a la expansión ilimitada de los "mercados". Es decir, el sistema capitalista es frágil e históricamente ha dependido de reparaciones extraeconómicas. Se podría decir que hay una "lógica" de la crisis en la que confluyen economía y política, o para usar sus términos, "capitalismo" y "democracia", que se ha expresado históricamente en el ascenso y caída del llamado "capitalismo democrático" de la segunda posguerra ?que Streeck considera como un período excepcional de crecimiento económico de Occidente?. Según esta "lógica", el capitalismo fue rescatado de sus tendencias predatorias por la "democracia", que funciona en su esquema teórico como un cierto significante de la política estatal en general y del reformismo en particular. En los términos del análisis de clase de la sociedad, al que Streeck retorna parcialmente en una suerte de "neomarxismo", el movimiento obrero había logrado el suficiente volumen de fuerza para imponer un compromiso al capital y lo ejercía a través de instituciones ?sindicatos fuertes, socialdemocracia, y variantes del keynesianismo como el New Deal? lo que en última instancia contribuía a mantener cierta "soberanía" del Estado-nación sobre los "mercados", aunque este siempre cristaliza alguna relación entre "soberanía y dependencia"(2). En esta definición se transparenta la deuda teórica de Streeck con el "doble movimiento" de Karl Polanyi(3) entre la tendencia a la expansión de la economía de mercado más allá de sus dominios y las demandas sociales, y el rol del Estado como árbitro y a la vez corrector.
Streeck critica las teorías de la crisis de la Escuela de Frankfurt, en particular a Habermas y Claus Offe, que creían que el capitalismo siempre iba a funcionar en "modo keynesiano" y por lo tanto habían desplazado las contradicciones de la esfera de la economía (y la lucha de clases) a la de la cultura, afirmando que el capitalismo enfrentaba una crisis de legitimación. Para su sorpresa, fueron los capitalistas, y no el movimiento obrero, los que pusieron a este "capitalismo democrático" ante las primeras señales de la crisis a principios de la década de 1970.
Según Streeck, la restauración neoliberal significó una victoria pírrica para el capitalismo, porque en su vorágine terminó devorándose las instituciones que vistas dialécticamente lo habían protegido de sí mismo. Barridas las barreras a la lógica del "mercado" ?léase sindicatos fuertes, (social)democracia, intervención estatal para la redistribución? el desenfreno capitalista solo pospuso la crisis durante cuatro décadas, literalmente comprando tiempo con dinero mediante la financierización, la globalización y el endeudamiento(4). La crisis de 2008 es el punto culminante de esta "transformación neoliberal" que según Streeck llevará a su implosión porque se han agotado los mecanismos (y el dinero) para "comprar tiempo".
Los tres jinetes del apocalipsis son el estancamiento económico, la deuda pública (en particular la conversión del Estado deudor del neoliberalismo al Estado de consolidación de los años de la austeridad) y la desigualdad socio-económica. Estas tres crisis ?tanto en su dimensión económica como política? se retroalimentan y profundizan las tendencias al colapso que se preanuncia en cinco síntomas mórbidos: estancamiento, redistribución oligárquica, saqueo del dominio público, corrupción y anarquía global producto de la crisis de hegemonía norteamericana, que agrega el dramatismo de la posibilidad de accidentes que escalen conflictos internacionales y emparente la situación con la de 1930, aunque aún no está planteado un enfrentamiento entre grandes potencias.
De esta fenomenología y lógica de la crisis de 2008 (o más precisamente de la disolución postergada del "capitalismo democrático") surgen dos conclusiones interrelacionadas que alimentan la perspectiva de barbarie que sostiene Streeck.
La primera es que el capitalismo está muriendo a causa de su éxito, por una sobredosis de sí mismo. Y esta es una muerte lenta, por "miles de cortes", es decir, por una acumulación de contradicciones que están llevando a una decadencia prolongada.
La segunda es que producto de su éxito, el capitalismo habría liquidado a su "sepulturero": son los capitalistas y no el proletariado los que están cavando su propia fosa.
¿ Staatsvolk vs. Markvolk ?
La transformación "hayekiana" que implicó el neoliberalismo significó según Streeck el fin del matrimonio por conveniencia entre "capitalismo" y "democracia", que solo fue posible en el período excepcional de la segunda posguerra. Aunque la ofensiva neoliberal extendió la democracia formal, lo hizo separándola completamente de la economía, en sus palabras, "deseconomizó la democracia" y "desdemocratizó el capitalismo" a través de sustraer sus instituciones de la presión democrático-electoral, lo que tiene su máxima expresión en la independencia de los bancos centrales. Junto con la globalización implicó una doble pérdida de soberanía del Estado-nación, por lo tanto de la "democracia" que solo puede ejercerse en el ámbito nacional.
Según Streeck estas condiciones configuran el modelo de lo que llama el "Estado deudor" (y posteriormente de consolidación o austeridad), cuya principal misión es recortar el gasto público y repagar la deuda a instituciones internacionales. Este Estado estaría entre "dos pueblos": el llamado Staatsvolk , es decir, la ciudadanía del Estado-nación; y el Markvolk , literalmente el "pueblo del mercado" que sería internacional(5). El resultado de este proceso es la transformación del sistema político en un espectáculo, en una "post democracia"(6), no porque haya habido un putsch o golpe; de hecho se siguen realizando elecciones periódicas, pero la soberanía se ha desplazado de instituciones electas (gobiernos y parlamentos) a instituciones no electas trasnacionales. Son los "mercados", no los electores, los que imponen la política a través de mecanismos extrapolíticos y antidemocráticos. Una vez más, la muestra acabada de este proceso es la Unión Europea y la troika ( remember Grecia), tras el cual asoma el liderazgo hegemónico del imperialismo alemán. Pero la formulación del esquema de los "dos pueblos" resulta una simplificación insostenible, y quizás sea el aspecto más débil de la elaboración de Streeck.
Se trata de dos abstracciones: no solo el "mercado" no constituye un "pueblo" siquiera en sentido metafórico, sino que el Staatsvolk neutro que postula Streeck tampoco existe: existen las clases y fracciones de clase. Si bien Streeck reconoce que en última instancia el "mercado" también está en el "Estado", es decir, que la burguesía existe como clase en las fronteras del Estado-nación, en su esquema los antagonismos y la lucha de clases no tienen ninguna centralidad y la contradicción principal es entre el Estado nacional y la globalización. De hecho plantea que esta nueva estructuración de la economía y la geopolítica internacional divide a los Estados en acreedores y deudores y los hace homogéneos en su estructura interna, difuminando los intereses antagónicos de explotados y explotadores. En última instancia, y ante la crisis de los partidos del "extremo centro", esta es la sustancia sobre la cual se erigen los neopopulismos de extrema derecha y de izquierda que le han dado una voz de colaboración de clases a los perdedores de la globalización.
Interregnum, socialismo y barbarie
Entre la muerte no definitiva del "capitalismo globalizado" y la ausencia de una alternativa superadora, Streeck ve por delante un prolongado Interregnum plagado de fenómenos aberrantes, usando la célebre afirmación de Antonio Gramsci. Sin un proletariado que pueda llevar al socialismo el capitalismo colapsará por el peso de sus propias contradicciones, ni vivo ni muerto. En este Interregnum equivalente a la Edad oscura y caracterizado por la entropía social, un puñado de ricos se aislarán (incluso físicamente) de las mayorías empobrecidas, y en el marco de la ingobernabilidad harán su agosto señores de la guerra y dictadores... Más allá de la "poesía" Streeck no logra demostrar que el proletariado en todo el mundo ha sido barrido y reducido a "polvo social", sencillamente porque no se corresponde con la realidad. Las huelgas con que la clase obrera griega intentó frenar el ajuste de la troika, las luchas y movilizaciones sindicales contra la reforma laboral en Francia, la existencia de sindicatos fuertes en varios países a pesar de la ofensiva neoliberal, desmienten la tesis sociológica y política fundamental de Streeck. Eso no quiere decir que no haya derrotas, pero si las hay es porque hay lucha de clases.
La tendencia al cesarismo y a la dominación más abiertamente despótica del capital no está en discusión. Fue lo que se puso de manifiesto con la crisis y es lo que muestra sin ir más lejos el gobierno de Trump, un bonapartismo débil surgido de la polarización social y las profundas divisiones del aparato estatal.
La utilización de las categorías de Gramsci es oportuna para definir la situación: efectivamente la crisis de 2008 ha abierto elementos de crisis orgánicas en los países centrales, expresados en la crisis de los partidos tradicionales. Pero esto no solo ha dado populismos burgueses que buscan capitalizar el descontento con demagogia nacionalista y xenófoba. Los nuevos fenómenos políticos como las decenas de miles de jóvenes que se sumaron a la campaña de Jeremy Corbyn en Gran Bretaña o a la campaña de Sanders en Estados Unidos, son muestras de que lo que prima es la polarización social y política. Streeck tiene razón cuando plantea su escepticismo no solo con respecto al reformismo socialdemócrata tradicional sino también de sus variantes neoreformistas, como Syriza y, nosotros agregaríamos, de los recambios como los de Corbyn o Sanders. Pero frente a estos nuevos gestionadores del capital, apenas propone "desglobalizar" el capitalismo y restaurar la soberanía del Estado-nación, un coqueteo peligroso con el nacionalismo que incluso ya le costó una polémica por sus posiciones cuestionables sobre la crisis de los refugiados en la Unión Europea(7).
Por último, Streeck plantea que el fin del capitalismo no puede ser "decretado" por algún "comité central leninista" y descarta la perspectiva socialista como una utopía, surgida de un supuesto "prejuicio marxista" (o más en general, moderno) según el cual el capitalismo solo terminará cuando haya listo un modelo superador, repitiendo sin mucha problematización la caricatura determinista del marxismo. Supuestamente para escapar de este determinismo, anuncia el fin del capitalismo sin asumir la responsabilidad política de qué lo reemplazará. Al final del día, en el esquema teórico-político de Streeck la barbarie actúa como "idea reguladora" a la manera que lo hacía el "socialismo" para el reformismo socialdemócrata, para sostener la nada novedosa política de la colaboración de clases dentro de las fronteras nacionales.
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Notas:
(1) Los conceptos aquí discutidos se encuentran desarrollados fundamentalmente en: W. Streeck, Comprando tiempo. La crisis pospuesta del capitalismo democrático , Buenos Aires, Katz Editores, 2016; How Will Capitalism End? Essays on a Failing System , Londres, Verso, 2016, y "El retorno de lo reprimido" , New Left Review (en español) N.° 104, mayo-junio de 2017.
(2) Gastón Gutiérrez y Paula Varela, "La democracia y su secreto. Reseña de Naturaleza y forma del Estado capitalista" , IdZ 33.
(3) Wolfgang Streeck, "How will capitalism end?" , New Left Review N.° 87, mayo-junio de 2014.
(4) Streeck sostiene que la Gran Recesión de 2008 es la última etapa de la crisis iniciada en la década de 1970, las tres anteriores son: la inflación de 1970, la deuda estatal de 1980 y la deuda privada de 1990-2000 que derivó en la crisis de las hipotecas subprime. Estas crisis fueron acompañadas por sucesivas transformaciones del Estado, que pasó de "Estado fiscal" a "Estado deudor" y finalmente a "Estado de consolidación". Estos movimientos marcan el giro de la "soberanía nacional" hacia la "dependencia de los mercados internacionales".
(5) El Staatsvolk abarca los siguiente términos: ciudadanos, nacional, derechos civiles, votantes, elecciones, opinión pública, lealtad, servicios de interés general. El Markvolk se emparenta con: internacional, inversores, demandas, acreedores, subastas, tasas de interés, "confianza", servicio de la deuda. Ver: Wolfgang Streeck,"La reforma neoliberal: del Estado fiscal al Estado deudor" , en Comprando tiempo , ob. cit., pág. 85.
(6) La situación "postdemocrática" se corresponde a la famosa frase de Margaret Thatcher de que no hay alternativa al neoliberalismo (TINA, como se conoció por su sigla en inglés). Es similar al concepto de "postpolítica" de Chantal Mouffe, al de "extremo centro" de Tariq Ali y al "partido del cártel" de Peter Mair.
(7) Streeck denuncia correctamente que detrás de la política de Merkel durante la crisis de refugiados de la UE estaba el interés nacional alemán, pero llega a sugerir que sería democrático que los países de la UE discutieran la cuota de inmigrantes que estarían dispuestos a aceptar. Ver: Wolfgang Streeck, "Scenario for a Wonderful Tomorrow" , London Review of Books vol. 38, N.° 7, 31 de marzo de 2016.

miércoles, 27 de septiembre de 2017

México: jornada de protesta a tres años del secuestro y desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa


Contexto Nodal
En la noche del 26 de septiembre de 2014, policías federales y municipales de Iguala, estado de Guerrero, atacaron a estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa que se dirigían en autobuses a la capital mexicana a conmemorar la masacre de Tlatelolco en 1968. El saldo de la represión fue de seis personas asesinadas y 43 estudiantes desaparecidos. Sin avances en la investigación, sus familiares siguen reclamando justicia y denunciando la responsabilidad del Estado.

Mexicanos no olvidan: marchan para exigir justicia por los 43 de Ayotzinapa

Los padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, junto a organizaciones sociales, marcharán este martes en la capital de México para insistir en su exigencia: la aparición con vida de los normalistas, a tres años del hecho.
A las 16H00 (hora local) está pautado que se movilicen desde el Ángel de la Independencia hasta al Antimonumento de los 43, en el centro de la Ciudad de México.
Además se espera, como es costumbre al cumplirse un año del suceso, que haya movilizaciones en varios países del mundo, especialmente en el continente americano.
En esta oportunidad, los padres de los 43 también llaman a asistir con un moño negro en honor a las familias afectadas por el terremoto de magnitud 7,1 que sacudió el país el pasado 19 de septiembre.
De acuerdo con la versión oficial, los 43 jóvenes fueron detenidos en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014 por policías corruptos, quienes los entregaron a miembros del cártel Guerreros Unidos que los mataron e incineraron en el basurero de Cocula.
Esta versión ha sido cuestionada por los padres de las víctimas y por organismos internacionales, que han denunciado irregularidades y debilidades en la investigación oficial, han pedido que se investigue al Ejército y la Policía Federal y consideran científicamente imposible la quema de 43 cuerpos en ese vertedero.
A tres años de la desaparición de los 43 estudiantes, la Procuraduría General de la República (PGR) publicó en su portal web un comunicado para detalles los “avances y resultados” de la investigación.
“El Gobierno de la República reafirma su compromiso con las víctimas y reitera que continuará agotando todos los medios a su alcance en materia de investigaciones, búsqueda y atención a las víctimas y sus familiares”, aseveró la PGR.

“La calidad de la educación en un enfoque competencial”

Bienvenido sea el controvertido término de las  “competencias básicas” , entendidas como capacidades holísticas e integrales, como conjuntos...