jueves, 29 de septiembre de 2016

Campañas electorales en la era digital

Juan Pedro Gallardo asegura que la comunicación a implementar en elecciones democráticas, independientemente de sus soportes, tiene la obligación de incluir en su repertorio discursivo la dimensión del destinatario que exige obtener una relación equilibrada de ida y de vuelta con su interlocutor.
Por Juan Pedro Gallardo *
La explosión de las redes sociales para uso proselitista se produjo en el 2008 durante la competencia presidencial de Barack Obama. La prueba de efectividad que tuvo en la contienda la implementación de internet y sus productos más representativos, avalada entre otras cosas por la movilización de unos 13 millones de militantes en Facebook, marcó un antes y un después en el diseño de las campañas electorales.
Por supuesto que otros factores como el crecimiento de la conectividad, la masiva accesibilidad y la falta de regulación estatal ayudaron a fortalecer esta tendencia y a instalar definitivamente a la red en el mapa de medios. El contexto aludido hizo posible a su vez que la Política 2.0 gane más terreno en la amplia geografía de la comunicación proselitista e incorpore una dinámica superior a la mera difusión de propaganda por canales digitales.
Asimismo, el rol ciudadano en un entorno virtual y en un contexto de disputa política implica nuevos desafíos y cuestiones que deben ser analizadas. Si bien internet fue fruto de la ingeniería militar estadounidense, su expansión parcialmente liberalizada hacia los campus universitarios permitió la conformación de una masa de usuarios que aprovecharon las características propias de esta herramienta para poder difundir cuestionamientos al modelo de control social implementado desde las esferas gubernamentales y las trabas legales y comerciales que impusieron las corporaciones que monopolizaban la web.
Los hackers desde su conformación temprana se erigieron como una contracultura o subcultura frente a estos poderes. Dedicaron su accionar a la programación de software para la utilización libre y gratuita, entendiendo que la puesta en común de la información constituye un bien excluyente para el pleno ejercicio democrático. De acuerdo con el fin mencionado, llevaron a cabo una metodología de trabajo en red, de modo colaborativo, circular y bajo una ideología predominantemente libertaria.
Esta actitud contestataria no anuló el constante avance de la concentración de internet en pocos jugadores y la cotidianeidad de su uso, como la de cualquier otro objeto, apacigua su contemplación crítica. No obstante, sí provocó que dichas cualidades formen parte de las costumbres de los usuarios y que las grandes compañías relacionadas a este negocio –incluso las del mundo productivo y del trabajo en general–, orienten sus propias organizaciones y desarrollos con adecuación a esta perspectiva. El teletrabajo o el home office configuran ejemplos de este movimiento que funciona dentro de la conceptualización de lo que se denomina “trabajo líquido”.
No es propósito de estas consideraciones subestimar el poder que detentan los medios masivos de comunicación, a la hora de edificar consensos y fijar la agenda de temas que son de interés público. Sí hacen hincapié en el hecho de que la revolución producida por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, compuso una sociedad culturalmente distinta a la que se regía exclusivamente por el consumo de televisión, radio o diarios en papel.
En esta nueva era de ser en el mundo, los aspectos señalados fueron paulatinamente agregándose a las conductas de los internautas que además, frente a la unidad del ordenador personal, el gigantesco volumen de datos disponibles y la interactividad que la conexión permite, llegan a experimentar generalmente la sensación de una autonomía relativa importante.
Se trata de un proceso y no de un trayecto de conclusión finita. Se puede hacer referencia a un camino que consolida su pavimento a partir que avanza la mediatización de la sociedad y aumenta la cantidad de nativos digitales que habitan sobre el planeta. Por ello resulta vital para la elaboración de cualquier campaña tener presentes tales disquisiciones y darse cuenta que cuando se intentan construir en la actualidad alternativas mayoritarias y hegemónicas, los mensajes verticales van perdiendo efectividad frente a la horizontalidad de la comunicación.
Lo expresado no tiene nada que ver con el hecho de desplazar al líder como centro. Tampoco señala una supuesta carencia de eficacia que todavía tienen los discursos tradicionales al interior de las estructuras políticas-partidarias. Se concentra más bien, en el hecho evidente de que la comunicación a implementar en elecciones democráticas, sea con volantes en una esquina o a través de canales electrónicos y virtuales, tiene la obligación de incluir coherentemente en su repertorio discursivo la dimensión del destinatario que, por los parámetros culturales aludidos, no se conforma con el mensaje ofrecido sino que exige, entre otras cosas, obtener una relación equilibrada de ida y de vuelta con su interlocutor.
* Licenciado en Ciencias de la Comunicación - UBA.
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México: 30.000 personas marchan en el segundo aniversario del secuestro en Ayotzinapa

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El lunes en Ciudad de México, miles de personas marcharon para conmemorar el segundo aniversario del secuestro de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en el estado mexicano sureño de Guerrero. Los estudiantes fueron atacados por la policía local y posteriormente desaparecieron. Una investigación realizada por un equipo internacional de expertos en derechos humanos ha desacreditado la versión del gobierno mexicano de que los estudiantes fueron asesinados por una pandilla de drogas local. En cambio, los investigadores hallaron pruebas de que funcionarios estatales, federales y militares estuvieron presentes en la noche de la desaparición. Los expertos también han acusado al gobierno mexicano de dar evasivas y de tomar represalias contra los investigadores. La semana pasada, un representante de las Naciones Unidas visitó la escuela normal de Ayotzinapa y advirtió que había un “clima de impunidad”. Estas son las palabras de María de Jesús Tlatempa Bello, madre de uno de los estudiantes desaparecidos, durante la marcha del lunes.
María de Jesús Tlatempa Bello expresó: “Tuvimos que abrir los ojos radicalmente y darnos cuenta de en qué mundo estamos viviendo: un mundo de impunidad. En este mundo de impunidad en el que vivimos, quieren que nuestros hijos queden en el olvido, pero no lo van a lograr. Porque vamos a seguir resistiendo con nuestra lucha digna. Nosotros, como madres y padres, vamos a exigirle a este gobierno —no pedirle, sino exigirle— que devuelva vivos a nuestros hijos, porque así se los llevaron. La policía se los llevó vivos”.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Entrevista a la madre de uno de los estudiantes de Ayotzinapa, México

“El sueño de mi hijo era ser maestro para poder ayudarme”

Cristina Bautista recuerda a su hijo, pide justicia por él y sus compañeros y carga contra la falta de respuestas del gobierno de Enrique Peña Nieto. En el segundo aniversario de la desaparición de los 43 normalistas, compartió experiencias con las Madres de Plaza de Mayo.

Por Adrián Pérez
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Cristina Bautista participó de la ronda del jueves junto a las Madres de Línea Fundadora en un reclamo unificado.
Cristina Bautista Salvador cruzó a Estados Unidos en dos ocasiones. Dejó Alpuyecancingo de las Montañas, municipio de Ahuacuotzingo, en el estado de Guerrero, México, y se marchó al país del norte con un solo pensamiento en la cabeza: juntar dinero para levantar una casa donde vivir con sus tres hijos. “Soy madre y padre para ellos. El sueño de mi hijo era ser alguien en la vida y ser maestro para poder ayudarme”, señala con una voz tan enérgica como las manos de trabajadora que apoya en la mesa del bar porteño. En diálogo con Página/12, la madre de Benjamín Ascensio Bautista, joven de 19 años que desapareció con 42 compañeros de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, recuerda a su hijo, pide justicia por él y carga contra la falta de respuestas del gobierno de Enrique Peña Nieto. En el segundo aniversario de la desaparición de los 43 normalistas de Ayoztinapa, la mujer participará de una movilización a las 16 desde el Obelisco hasta la Cancillería.
Cristina trabajó en el campo hasta que el 26 de septiembre de 2014, el cuerpo de su hijo –y de otros pibes que querían ser maestros de escuela primaria– quedó atrapado en esa maraña amparada por el Estado mexicano y urdida con eficacia mercantil por el narcotráfico, las fuerzas de seguridad y los paraestatales. Cuando era feliz con sus tres hijos, Cristina amasaba pan que ofrecía en el mercado del pueblo y trabajaba en la educación inicial. Cada jueves vendía pozole, un caldo hecho a base de maíz que comercializaba a modo de emprendimiento familiar. Con los pesos recaudados compraba útiles para que sus hijos pudieran estudiar. Benjamín limpiaba las mesas y atendía a los clientes. Las hijas se encargaba de preparar los condimentos del pozole y mantenían la limpieza del lugar. Todos ayudaban. A los tres chicos les enseñó a preparar la tierra, abonarla, sembrar maíz, frijoles y calabaza.
Hoy bandonó las tareas rurales para dedicar todo su tiempo a la búsqueda de Benjamín. Cristina llega al encuentro con Página/12 con un sombrero ancho de paja que le cubre el cabello negro y un pañuelo color verde agua prolijamente anudado al cuello. Arribó a Buenos Aires desde Ciudad de México, donde participó de los preparativos para las actividades que hoy le recordarán al gobierno de Peña Nieto y al mundo entero que ya pasaron dos años sin novedades sobre el paradero de los 43 estudiantes.
Dice que en Estados Unidos se desempeñó seis meses como empleada en Car Wash. También limpió casas. Después se fue a McDonald’s, donde cubría el horario de 7 a 15; por la tarde trabajaba en Burger King de 17 a 24, viernes y sábados, de 17 a 1. “Trabajé cinco días a la semana quince horas diarias. Es muy difícil. Si no trabajas, no comes. Trabajes o no, tienes que pagar la renta”, recuerda la mujer su paso por Connecticut. “Había paisanos y, con contactos, pude llegar allá. Llegué cruzando la frontera, caminando por el bosque”, completa.
Y cuenta que, además de leer, escribir y estudiar, a Benjamín –que era un chico muy alegre– le encantaba imitar a Michael Jackson. “Ninguna canción le gustaba en particular, se sabía todas, las cantaba y bailaba”, rememora la madre. Entre los mayores anhelos, Cristina señala que su hijo soñaba con enseñar, y que esa vocación lo llevó a inscribirse en la Escuela de Ayotzinapa. Había mostrado, además, cierto interés por la informática. “Yo no sé qué es eso. ¿Por qué no mejor agarras una carrera que puedas terminar y empiezas a trabajar?”, le aconsejó a Benjamín al ver que “había unos chavos en el pueblo que estudiaban licenciatura y no conseguían trabajo”. Con la sugerencia de la madre, Benjamín se volcó por la posibilidad de ser maestro.
El 15 de septiembre de 2014 fue el último día que Cristina vio a su hijo. Llegó a la casa a las tres de la tarde. Había viajado a Chilapa de Alvarez para entregar documentos del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe) donde se desempeñó un año como educador comunitario. A partir de esa experiencia supo de la Normal. “Hay una escuela para los pobres como noso- tros, para los hijos de campesinos, que se llama Ayotzinapa, es internado, no se compra nada. Sacó su ficha y se anotó. Entró muy contento”, evoca la mamá que le contó el hijo.
En el almuerzo con sus hermanas y su madre, Benjamín se mostró entusiasmado con su visita a Puebla y Veracruz. “Estaba muy contento porque había conocido más escuelas para pobres y se daba cuenta de que el gobierno no quería que existieran escuelas normales rurales, porque ahí defendían a la gente luchadora, que peleaba por sus derechos”, sostiene Cristina.
La madre de Benjamín dice que es muy triste saber que pasaron dos años sin novedades de los jóvenes. “Le exigimos al gobierno mexicano que los presente con vida porque se los llevaron vivos”, manifiesta la mujer, y señala que, además, los sobrevivientes pudieron ver el momento en el que los agentes de seguridad subieron a los normalistas a las patrullas.
Un acuerdo firmado en 2014 por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Estado mexicano y representantes de los estudiantes desaparecidos estableció las tareas del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), que trabajó en la investigación del caso Ayotzinapa hasta el 13 de abril, cuando México dio por concluido el trabajo del grupo. En septiembre de 2015, los expertos rechazaron, en un informe de 550 páginas, la versión oficial que sostenía que los estudiantes habían sido asesinados y sus cuerpos incinerados en un basurero de Cocula.
El 28 de octubre de 2014, los padres de los 43 estudiantes se reunieron con el presidente mexicano. “Peña Nieto nos dijo que había sido la delincuencia organizada y que le diéramos un poquito de confianza, que iba a encontrar a los responsables topara con quien topara”, afirma la mujer. Los padres volvieron el 24 de septiembre de 2015 a la residencia presidencial para recordarle al mandatario que no había cumplido con su palabra. “Usted no entiende nada porque no ha perdido ningún hijo, no sabe el dolor y el sufrimiento que tenemos”, le dijo al jefe de Estado. Los familiares presentaron 150 mil firmas que apoyaban las recomendaciones del GIEI, entre ellas, que los militares, la policía y Tomás Zerón, funcionario involucrado en la búsqueda de los normalistas, sean interrogados por la Justicia.
Antes de entrar a la plaza de Mayo, para participar en la ronda de las Madres, Cristina dice que quiere intercambiar su experiencia con las vivencias de las Madres. Cristina apura el té de manzanilla, sale del bar y se pierde en el enjambre humano de la city porteña. Se funde en el abrazo de los pañuelos blancos, en el pedido de Justicia y aparición con vida de Benjamín.
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Marguerite Feitlowitz, especialista en el lenguaje de la dictadura

“Los juicios surgieron de una necesidad popular”

Traductora y especialista en literatura, una obra de Griselda Gambaro le despertó el interés por Argentina. Tras años de trabajo, publicó un formidable análisis del peculiar idioma que hablaban los militares, su supervivencia y su anulación, que se acaba de editar en castellano. El nuevo país, la amnistía y la vuelta de la justicia.

Por Andrew Graham-Yooll
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Marguerite Feitlowitz considera que Emilio Massera fue “el gran orador del Proceso”, con una obsesión por el lenguaje, el ritmo, tono y capacidad de confundir. Solemne, declaraba que su discurso era producto de “meditación” sobre la “realidad objetiva”. La tiranía tiene lenguaje propio para la brutalidad. Massera, almirante al frente de la Armada, “accionista del terror”, coleccionista de arte argentino en sus oficinas en la calle Cerrito, aspirante a presidente con un partido de su creación, fue investigado por Feitlowitz durante casi ocho años. El resultado es un estudio impresionante sobre el idioma del autoritarismo. “Viví en Buenos Aires la mitad de 1990, luego la mitad de cada año hasta que se publicó el libro en 1998. Vine por primera vez en 1989. Pero usted sabe cómo este país se le mete a uno. Ahora celebro que mi libro se haya publicado en la Argentina”.
–Usted enseña literatura, ¿cómo se encaminó al estudio del discurso del terror? Quizás ese texto también sea literatura: la de máxima vileza… Mary Shelley lo hizo con Frankenstein en 1818, si bien lo de ella fue el producto de su imaginación. Lo suyo es la realidad.–No pensé que podía meterme en el tema Argentina. Fui escritora toda mi vida y traductora literaria. El primer libro que traduje fue una colección de tres obras teatrales de la dramaturga francesa Liliane Atlan, cuya familia materna fue aniquilada por los nazis. Sus obras tratan la historia, con las distorsiones de la memoria y del terror. Atlan pasó la Segunda Guerra Mundial escondida. Fue parte de un círculo de intelectuales judíos en París que incluía a Jacques Derrida. Pertenecían a una red neo-ortodoxa que trabajaba sobre textos antiguos, estudiaron hebreo, Liliane se interesó mucho por el estudio de la Kabbalah y temas asociados… Le digo esto porque me influyó, también sus reflexiones sobre el yiddish desde lo francés, donde hay influencias del ladino, del lenguaje de los judíos griegos y turcos. Su familia se originó en Salónica. Yo estaba traduciendo estas obras suyas y vi una corriente de ecos y cómo pesan en nuestro pensamiento actual, en lo que somos. Siempre tuve un gran interés por ese tema. Crecí en una familia políglota. Éramos todos muy conscientes de la importancia de la lengua.
–Es un antecedente complejo, quizás un camino esencial, pero ¿cómo llegamos a la Argentina?–Entré a la Argentina como escritora a través de una amiga que conocí en París, la dramaturga Griselda Gambaro. Para mí fue importante traducir su obra Información para extranjeros (Ediciones de La Flor, 1995) y otras piezas suyas. Su teatro me fascinó. Mucho de su lenguaje tiene un código, muchas escenas se sitúan en la historia argentina mediante esos códigos. Están todos ligados a la historia Argentina. Estaba traduciendo la obra en casa en Brooklyn durante los juicios a los comandantes de las juntas. Daba una sensación muy extraña.
–Eso fue en 1985…–Por lo tanto mi referente para la obra de Gambaro fue el Nunca Más, que hacía poco se había traducido al inglés y publicado en Nueva York y Londres. Para mí fue muy importante. Su lectura es casi inaguantable, transmite una impresión de brutalidad y terror. Eso fue muy importante y por eso quería conocer la realidad desde otro ángulo. Obtuve una beca Fulbright que me permitió viajar a la Argentina para traducir más obra de Griselda Gambaro. Ese fue el comienzo de mi labor.
–Me transmite la impresión que venir a Buenos Aires fue una culminación de algo en su vida. Produjo un gran libro ¿y ahora?–Vine a Buenos Aires para comenzar este libro con preguntas bastante simples: ¿qué palabras ya no se toleran ni se usan? por ejemplo. Eran preguntas a las que quería respuestas. Tuve la suerte de conocer al rabino Marshall Meyer. Me puso en contacto con Yoyi Epelbaum y con Gerardo del Oro y con otra gente. Me llevó a Yoyi y a Emilio Mignone. Cada vez que conocía a una persona, esa me presentaba a cinco más. Hice mis preguntas y la gente respondió. Esto fue en 1990. Para mí fue el momento… La gente estaba más dispuesta a hablar. Tantos me ayudaron, en el CELS, en la Asamblea, todos. De haberlo intentado al año siguiente, luego de los indultos, hubiera sido más difícil, muchos callaron. Usted recuerda esos tiempos, cundió una profunda depresión en el círculo de los derechos humanos y la comunidad de sobrevivientes. Hubo suicidios, como en el caso de Augusto Conte, uno de los fundadores del CELS y padre de un desa- parecido, que luego de años de lucha tenaz no pudo seguir.
–Le confieso que visto desde Londres, donde vivía yo, los indultos parecieron una buena idea como camino para explicar el pasado, una forma casi sudafricana (que desde luego fue posterior a 1991 y además se inspiró en el juicio de las Juntas en algunos aspectos) de levantar o postergar la pena para lograr la información. Luego nos desayunamos con la noticia de que los indultos eran parte de un pacto preelectoral que involucraba sumas sustanciales de dinero para la campaña. Era otro trámite político y corrupto. En aquel momento la Argentina parecía querer renovarse dejando atrás a lo pasado. Pero no fue así.–Estoy convencida de que este complicado camino de la memoria en desarrollo se inició en 1985. Establecer el nivel de relaciones que logré yo hubiera sido imposible a comienzos de los años noventa y después. Trabajaba con Griselda Gambaro en ese primer viaje en 1989. Ahí supe que quería hacer un libro, aunque no había elaborado una estructura. Sabía que tenía que ser sobre el “léxico del terror”. Tenía ese título en la cabeza. También tenía mis preguntas, conocía mi tema en lo literario y lingüístico, y como se sabe, una pregunta lleva a otra, y otra, y otra… Por lo tanto el libro se desarrolló en formas que nunca hubiera pensado. El capítulo segundo fue el que escribí primero basado en (el físico desaparecido y reaparecido) Mario Villani (ver Página/12 del 28 de noviembre de 2011). Juntaba material para el primer capítulo y luego el tercero y las otras tomaron forma. Cada viaje estaba dedicado a un capítulo. El capítulo III era uno que no quería escribir. Se trata de la DAIA. Como judía que soy me resistía. Hallé una familia tras otra que me contaron historias de cómo habían sido maltratadas, abusadas, por la DAIA. Pero tenía que escribirlo. Marshall Meyer me abrió su archivo y eso fue importante. Y ya ve, cuando comienza uno a tratar el discurso, el lenguaje, es llevada a otros discursos.
–Hay un punto que enfatiza el terror porque no es un discurso del terror. Por ejemplo, tomo el momento final del juicio cuando en su defensa Massera dice que se lo acusa de matar a gente pero su fuerza libró una guerra, en defensa de la vida y del país. Cada vez que leo ese pasaje, me acuerdo de su libro. Fue uno de los momentos más claros del léxico del terror, como cuando los asesinos hablan de amor, hermandad, paz, lealtad y sacrificio y heroísmo.–Hay cosas que veo yo reconociendo que no tuve el compromiso en los hechos que tuvieron otros. Pero una imagen que a mí siempre me conmueve pertenece a la presencia de los jueves en la Plaza de Mayo, cuando alguna persona dibuja la silueta de una persona en el cemento y a eso agrego la foto del jovencito que se acuesta en el piso y su abuela dibuja el contorno del niño. Era una “abuela” que con un marcador recorría la silueta de un hijo o de una hija con las líneas del nieto. Bueno, esa evidencia también es parte del léxico del terror… (hay un silencio en la conversación). ¿Dónde estábamos? Ah, en los matices del discurso. Es un aspecto del espacio público. Yo no pensaba en términos de una teoría del discurso o en un aspecto intelectual o filosófico. Tengo una buena educación, pero no tengo una línea para el discurso. Le aseguro que puede desarrollar la teoría del discurso que quiera con este libro, pero en esto no comencé con una teoría. Salí con lo que la gente me decía.
–Y en los comienzos estaba Griselda Gambaro…–Era la investigación que había hecho antes de lo que hace al lenguaje. Sin eso no habría llegado a Griselda.
–Y pasaron los años, sin el epílogo que ahora le ha puesto a la edición argentina. Nos estamos remontando casi veinte años a la primera edición. Pero había un antes de esa publicación, cuando ni siquiera se había propuesto una investigación ¿cómo ve ahora lo que vivió a través de la narración de sus entrevistados?–No he mirado atrás y no miraba cuando escribí el epílogo. Pero hay que notar que es una traducción del final que le agregué ya a la segunda edición en inglés. Es muy parecido al resto de los capítulos, en cierto sentido. Viajé a Buenos Aires por dos semanas en diciembre de 2009 y era el momento en que a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recibió amenazas de una bomba en su avión. Al día siguiente de eso, yo tenía programado ir al juicio de la ESMA. Era una de esas semanas en que cada día estallaba algo. El epílogo no es convencional porque no mira para atrás, es una narración como la de un capítulo. También estuve bastante tiempo con el fotógrafo Gerardo del Oro, cuya hermana estuvo presa con Julio López. Y Julio López le había dicho a su familia lo que le había sucedido a ella. Fue uno de los últimos en verla con vida. Sorprende. Y Gerardo y su cuñado habían estado conversando con López durante la causa en La Plata unos días antes de que desapareciera, que es cuando salen a buscarlo. Sucedía de todo, de todo y así escribí esa pieza última que tiene 46 páginas para actualizar el libro. Digo eso, lo escribo reconociendo el concepto que en la Argentina nada se puede actualizar, todo es un continuo permanente. Una experiencia continua. En 200 años de vida independiente la Argentina ha sido un tumulto constante. Este es un país que nunca ha visto o vivido un período prolongado ni formal de vida política o social. Mi editor argentino me cargaba y decía que debí haber incorporado ese comentario en el epílogo. Somos un ejemplo de crisis sin fin, me dijo.
–Bueno ¿y ahora?–No soy tan ingenua como para pensar que mi libro era de actualidad y que estaría impresa la traducción en pocos meses. Este lugar es sísmico. Hay semanas en que estalla algo y explota todo y adiós actualidad de un libro. De golpe, toda la historia argentina se presenta ante los ojos. Uno de los temas de este libro es el paso del tiempo. Cada capítulo se remite a un momento preciso del pasado, pero también a la instancia de mi investigación y además al momento en que escribí el texto. Ese ambiente recorre el epílogo que tiene lugar aquí y ahora en la Argentina. Comencé este libro en agosto de 1990 hacia el fin del invierno y casi veinte años después me dediqué a escribir el epílogo en la misma línea y estilo del resto del libro y que tiene su punto final en la primavera de 2009. En los términos de forma y estilo, el libro casi cumple un círculo completo. Si escribiera otro epílogo debería ver como lo mantengo en la misma línea y estilo. Lo que quiero acentuar es que sucedieron cosas impensables desde que comencé a trabajar. Entre ellas, pensé, a diferencia de lo que me dijo usted, que los indultos eran impensables. Y luego fue impensable que esa decisión pudo ser revertida.
–Interrumpo, le pido disculpas. Creo que lo impensable que usted así define tenía el antecedente claro de los juicios a las juntas en 1985…–Yo creo que se hallan en otro contexto histórico. Sin embargo, luego de todos esos años, la cancelación de los indultos sucedió. Nuevamente, enfatizo que el movimiento constante continúa. Era impensable, inimaginable para mí, que pudiera dejar una piedra en la tumba de la madre de Ana María Carega (que fue secuestrada el 13 de junio de 1977 cuando tenía 16 años y luego liberada después de severas torturas). Cuando el libro se publicó, creo que había 56 hijos de desaparecidos que habían recuperado la identidad de sus padres biológicos. Cuando se publicó el epílogo el número había crecido a 105 y hoy son 120. Sigue habiendo novedades. Esto no es el tipo de historia ante la cual un puede decir, “Y, bue… con esto estoy al día. Ya sé todo.” Sería ridículo.
–Usted ha estado “observando” a la Argentina durante un cuarto de siglo. ¿Cómo responde a una pregunta importante para mí a la que no tengo respuesta clara? Yo temo que esto puede volver a suceder, no ahora, no mañana. Y eso a pesar de la famosa conclusión del fiscal, el doctor Julio César Strassera. Quizás no vuelva a pasar en breve. Sólo puedo rogar que no vuelva a suceder. Al fin y al cabo, hubo un “año del terror” que fue así llamado que ocurrió en 1840 durante el gobierno del general Juan Manuel de Rosas. Con muchos desaparecidos en las noches y con víctimas que se hallaban degollados en los descampados de entonces. Y luego la matanza salvaje en el noroeste que ordenó Bartolomé Mitre. Hay más, no tan extendidos. Son antecedentes del terror que luego vendría con Jorge Rafael Videla.–Para hoy, opino que los tribunales federales que siguieron a la anulación de los indultos tienen una tremenda importancia. Estuve aquí en 2009 y ahora unos días. Hablo con mucha gente. Debo cuidar cómo le contesto. Me parece que a pesar de todo lo que se pueda criticar en los juicios de ahora, estaban dirigidos a poner fin a la impunidad por su extensión casi sin fin, pienso que su sólo ejercicio es de gran importancia. El hecho de que surgieran a partir de los esfuerzos de abogados, estudiosos y activistas de los derechos humanos y finalmente que hubiera un presidente que logró los juicios tiene valor en sí. Agrego que creo que los juicios surgieron de una necesidad popular y del sentimiento de una parte de la población civil. Eso es grande, realmente grande.
–¿Puede decir que ve una sociedad más saludable?–Es una pregunta muy amplia. No conozco tanto la naturaleza histórica de esta sociedad, las fechas que usted acaba de mencionar. Tendría que ser una estudiosa para opinar sobre el comportamiento de lo social en los dos siglos del país. Pienso en el ahora, en los juicios y todo lo que está conectado con ellos y que surge de ellos que es muy importante. La idea de una ESMA convertida en un Centro Cultural es una indicación clara que la historia no se censura en forma macabra, como sucedió en los años noventa. Hay gente que estudia las décadas recientes y cómo ocurrió todo. Un hecho que me impresionó el año pasado fue un seminario doctoral en la UBA al que fui invitada y fue fascinante. Había unos siete u ocho abogados, una mujer que trabajaba en el Ministerio de Seguridad, otra mujer que trabajaba en el Museo de las Malvinas, un psicólogo, un psicoanalista que es hijo de desaparecidos, varios “hijos” en su cuarta década, una mujer cuyo padre había sido muerto y creció con ese secreto familiar en Resistencia… un abogado de Neuquén que viaja para participar en este seminario… La variedad era impresionante. Y esta gente está trabajando en sus tesis doctorales en los temas de represión, memoria, representaciones de la memoria, a muy alto nivel. Eso era muy valioso porque tiene que haber un nivel de estudio académico, una nueva investigación. Esto tiene que continuar a través de los años para que la investigación no provenga de una sola fuente. La experiencia atraviesa líneas ideológicas para ver lo compleja que es la historia. Hay tantas variables, tantas sutilezas… y tantas emociones que pareciera que no pueden convivir pero conviven. Esto es saludable y conmovedor. Y esto está en la Argentina de hoy.
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domingo, 25 de septiembre de 2016

Sudáfrica: Policía ataca a manifestantes que piden educación gratuita

22 DE SEPTIEMBRE DE 2016
TITULARES

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En Sudáfrica, la policía lanzó gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento contra estudiantes de la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo, que se manifestaban por segundo día consecutivo contra el aumento del 8% en las matrículas propuesto para 2017. Los estudiantes piden que la educación sea gratuita. El año pasado, multitudinarias manifestaciones estudiantiles desarrolladas en todo Sudáfrica obligaron a la universidad a revertir sus planes de aumentar la matrícula para este año académico. El martes, al menos 30 estudiantes fueron arrestados por la policía y varios de ellos resultaron heridos. Las manifestaciones han obligado a la universidad a cerrar sus puertas durante esta semana. También la Universidad de Ciudad del Cabo permaneció cerrada el miércoles por temor a que se desarrollaran manifestaciones de protesta.

domingo, 18 de septiembre de 2016

Una Campaña del Desierto educativa

Por Eduardo López y Mariano Denegris *

El grupo de empresas que gobierna el país desde diciembre de 2015 habla con una transparencia que asusta. Liderados por el Presidente de la Nación que reflexiona sobre la angustia de los patriotas por haberse independizado del querido Rey y no desaprovecha oportunidad ante el micrófono para defender a los grandes empresarios como si fueran débiles presas del abuso del trabajador, sus ministros siguen sus pasos hacia el sinceramiento del discurso.
Esta semana se ha sumado el Ministro de Educación y Deportes que definió en Choelé-Choel, Río Negro, el proyecto educativo de su gobierno como “una nueva Campaña del Desierto”. Puede sorprender, pero sólo asusta. Esteban Bullrich utilizó la metáfora de un genocidio en el mismo lugar en que fue realizado.
La idea de “desierto” fue utilizada para justificar la masacre de los Pueblos Originarios en el Sur durante la segunda mitad del Siglo XIX. Las tierras estaban “desiertas” para los conquistadores puesto que allí no había seres humanos. Este razonamiento que funcionó como justificación moral de las conquistas eurocéntricas fue rubricado por la historia oficial. Sin embargo, a lo largo de los años de nuestro convulsionado derrotero institucional se construyó un piso de consenso sobre el valor de la democracia. Ese es el piso que pretende perforar el gobierno de Mauricio Macri mediante algunos discursos.
A las lamentables declaraciones negacionistas de un ex ministro de Cultura sobre el número de desaparecidos en la última dictadura cívico militar, se suma la desafortunada metáfora del ministro de Educación. Para ilustrar esa base de consenso democrático podríamos citar el ejemplo de la comunidad rionegrina que hace ya unos años abordó desde su Legislatura estos debates sobre el pasado y modificó por ley la letra del Himno Provincial. La frase “Ha dejado atrás el tiempo, ahora marcha rumbo al sol, sobre el alma del tehuelche, puso el sello el español” fue sustituida por “Patagónica su tierra, Junto al mar es bendición: ¡sus riquezas para todos construyendo la Nación!”. El sistema educativo es uno de los principales ámbitos en donde se debe promover esa revisión de la historia para alcanzar consensos de convivencia democrática. Por eso es preocupante que sea el máximo responsable del área educativa el portador de ese discurso.
Pero la metáfora de la “Campaña del Desierto” adquiere su sentido pleno cuando se la lee como un nuevo sinceramiento enunciativo. ¿Quién habla? ¿Desde dónde habla? Desde que en 1916 se puso en práctica la Ley de voto obligatorio, secreto y masculino, el grupo de familias que venía gobernando durante más de medio siglo la Argentina no pudo acceder más al poder ejecutivo nacional sino mediante golpes de Estado o camuflados al interior de partidos populares. Hasta las elecciones de 2015. La Alianza Cambiemos representa la versión más acabada de un gobierno orgánico a las clases dominantes en los últimos cien años de historia. Desde esa mayoría electoral comenzaron a transparentar sin pausa su lenguaje patronal.
Esteban José Bullrich Ocampo pertenece a las familias que se vieron beneficiadas por la distribución de esas tierras. Es uno de sus descendientes. Para realizar el oxímoron de conquistar un desierto aquellas familias se sirvieron del reciente Estado nacional. Sus herederos aborrecen del intervencionismo estatal. Se esmeraron en los últimos años en construir la idea de que el populismo es la forma en que el estado se entromete artificialmente en la naturaleza del libre mercado para garantizarle condiciones de vida inmerecidas a quienes por incapacidad o desidia individual no logran triunfar como emprendedores. Sin embargo, fue el dinero del Estado el que garantizó la importación de los fusiles Remington que permitieron la acumulación originaria de tierras. El mismo aparato estatal que hoy es atendido sin intermediarios por accionistas y gerentes de unas pocas empresas. Los dueños de la Patagonia, los apellidos grabados en bronce en los pasillos de la Sociedad Rural ocupan hoy los distintos ministerios.
“No con la espada, sino con la educación” oscureció Esteban José su infeliz comparación. Y aunque tal vez la pluma no excluya la aplicación de la violencia estatal en manos de la otra Bullrich del gabinete, su agregado desnuda los objetivos en materia educativa. Si los generales de Roca pusieron las tierras al servicio de unas pocas familias, los gerentes de Macri intentan hoy poner la educación al servicio de pocas empresas. No estamos frente a los mecanismos tradicionales de privatización. No se trata una escuela privada más o menos. La tercerización de la responsabilidad educativa se juega en el ingreso masivo de ONGs, que encubren al capital privado, dentro del sistema educativo público. Monsanto y Coca-Cola elaborando los programas de “alimentación saludable” de nuestras escuelas; el Grupo Pearson, dueño de medios y editoriales, a cargo de la evaluación educativa; Microsoft reemplazando el diseño soberano de nuestro software pedagógico. Son sólo algunos ejemplos de la “campaña del desierto” que se proponen los nuevos/viejos conquistadores.
Cuando sinceran su discurso no lo hacen por error, sino por convicción. Es la forma de naturalizar una mirada patronal de la vida y de la sociedad. No dejar pasar esas frases aparentemente descuidadas, no habituarnos a que ese repertorio constituya el sentido común es la tarea de los que creemos en el Estado como garantía de derechos para todos y no de negocios para pocos.
* Secretarios general y de Comunicación de UTE-Ctera, respectivamente.
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lunes, 12 de septiembre de 2016

Graciela Morgade, a diez años de la ley que cambió la forma de encarar un tema tabú en las aulas

“La educación sexual integral hace a la escuela más justa, pero también más interesante”

La decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA fue una de las expertas convocadas para redactar los lineamientos curriculares para implementar la norma. Aquí, analiza el camino recorrido en esta década: el impacto en los docentes, los miedos que se fueron venciendo, el involucramiento de los gremios, lo que todavía falta.

Por Verónica Engler
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Hace una década, en octubre de 2006, en la Argentina se sancionaba la Ley Nacional 26.150, con la cual se creaba el Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Así se iniciaba un arduo y promisorio camino para que en el país la escuela fuera un lugar mucho más amplio, integrador y respetuoso de las diferentes identidades que quieran asumir tanto quienes educan como quienes están aprendiendo. Los lineamientos curriculares de la ley definen la educación sexual desde un abordaje integral y no reducido al modelo ‘biomédico’, que se centra en la prevención de enfermedades o embarazos. Algunos de los temas de aprendizaje comunes y obligatorios –que deben adaptarse a la edad de alumnos y alumnas– se refieren a las distintas formas de organización familiar (que no se reducen al clásico mamá-papá-hija-hijo), el respeto a la intimidad propia y ajena, la prevención del abuso sexual, las relaciones de género entre varones y mujeres, el respeto por la diversidad de identidades, y la necesidad de luchar contra las discriminaciones y los estereotipos, entre otros. Todas cuestiones que, a simple vista, implicaban una revolución copernicana en las aulas si se tiene en cuenta que hace diez años en la sala del jardín de infantes las nenas solían jugar en el rinconcito de la cocina y los nenes en el de los bloques, o que en cualquier recreo cuando las chicas optaban por correr y gritar las maestras las podían reprender porque “se portan mal como los varones”, o que en las aulas del colegio para dar una clase de educación sexual se exponían láminas rosa para mostrar el aparato reproductor femenino y azul para el masculino (además dando por sentado que la opción correcta para todos y todas era la heterosexual, y no otras). ¿Ha comenzado esa revolución de los cuerpos y de las formas en que aprendemos a vivirlos? ¿Ha sido una década ganada? ¿En qué sentido? “Se ha iniciado un camino, pero todavía hay mucho por recorrer, mucho por investigar, por discutir”, señala Graciela Morgade, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y una de las expertas convocadas hace diez años por el Ministerio de Educación para redactar los lineamientos curriculares para implementar la ley.
–Usted investiga desde hace más de una década sobre educación sexual y sobre cómo aparecen los cuerpos y las sexualidades en las aulas. ¿Cómo empezó a trabajar en estos temas?–Arrancamos en 2004, pero previamente yo había estado investigando varios años alrededor de la docencia en el nivel primario como trabajo femenino y la feminización del cuerpo docente, desde una mirada que se pregunta de qué modo el carácter femenino de las mujeres maestras se articulaba con las formas del trabajo docente. Pero en algún momento, a partir de diferentes experiencias históricas, comencé a preocuparme por una cierta dicotomía que veía en el movimiento social de mujeres entre las cuestiones de género y educación y las que tenían que ver con los derechos sexuales y reproductivos. Y esto también tiene que ver con cómo el concepto de género fue cambiando. Porque en un momento decíamos que el género era lo cultural y el sexo lo biológico. Entonces se empezó a criticar más fuertemente al concepto de género como excesivamente binario, y esto lo hicieron mucho los movimientos de gays, lesbianas, trans y travestis. Ahí la categoría de género ilumina lo que, desde nuestra perspectiva, es la mejor manera de entender el cuerpo y la sexualidad, que tiene que ver con las construcción social del cuerpo.
–¿Cómo es esa construcción social del cuerpo?–Ya no diríamos que está lo biológico por un lado y lo social, lo cultural, por otro. Esa construcción del cuerpo social implica que la materialidad que en cada sujeto tiene que ver con lo biológico, en un mundo social se vive de una determinada manera, se disfruta o se padece de una determinada manera, y eso tiene mucho que ver con los significados que se le da a la cuestión de las feminidades o las masculinidades, por ejemplo. También entran en juego las identidades abyectas o prohibidas, lo que llamamos disidencia sexual. Entonces, no hay solamente dos maneras de vivir el cuerpo, hay muchas maneras de vivir el cuerpo sexuado, y tiene que ver con muchas posibilidades distintas que ya no es femenino/masculino, mujer/varón, heterosexual necesariamente, sino que el deseo, la forma de vivir el cuerpo, la forma de estar en el mundo tiene muchas alternativas.
–¿Qué encontraron en las aulas al investigar sobre educación sexual?–En ese momento, en 2004, se estaban discutiendo leyes de educación sexual, por eso nos metimos de lleno para ver qué concepto había en las aulas en el momento de esa discusión. Lo que encontramos al principio, y que en muchos casos hoy sigue en pie, es la visión biologicista. O sea: que hay un sexo y que el sexo está determinado por una configuración genética, biológica, y entonces, para abordar la sexualidad se habla del aparato reproductor. La ley (Nacional de Educación Sexual Integral, N° 26.150) finalmente se votó en 2006 y los lineamientos curriculares, los contenidos, en 2008; y la documentación y todos los materiales que se fueron produciendo a partir de ahí, fueron intentando desplegar lo que está en la ley, que es el concepto de sexualidad desde una perspectiva integral. Esta perspectiva implica pensar que hay, efectivamente, una dimensión biológica, pero también hay una dimensión histórica y cultural, una dimensión ética, que tiene que ver con los valores, una dimensión emocional, psicológica, que todas esas dimensiones configuran la sexualidad. Y la educación sexual se tiene que hacer cargo de todas esas dimensiones, y por lo tanto no tiene que ser biología solamente.
–La Ley Nacional de Educación Sexual Integral supone una mirada sobre la sexualidad que no se limita al aspecto biológico de la misma y que incluye la perspectiva de género. ¿Me puede contar en qué consiste esta otra mirada que propone la ley?–La perspectiva de género es una perspectiva que es crítica, que critica la desigualdad, la relaciones sociales de poder. Entonces, no se trata solamente de hablar de sexualidad en todas las materias, sino de hacer una crítica de las formas en que ciertas relaciones de poder implican padecimiento para los sujetos, porque sufren discriminación o sufren físicamente, o emocionalmente, o quedan en una situación de subordinación, inclusive a veces aceptándola, porque puede haber procesos de autoconvencimiento que atraviesan las personas. La ley habla de integralidad, y todos los documentos posteriores fueron abriendo la cuestión, hacia una manera compleja de entender la sexualidad, multidimensional, altamente diversa, y es fuertemente igualitaria en un sentido político, que es el poder decir que todas las identidades sexo-genéricas tienen derechos.
–Posteriormente a la sanción de la ley usted ha investigado particularmente el nivel de la escuela media. En esta década transcurrida, ¿cuáles fuero los cambios que se registraron?–Cuando nosotras entramos en las escuelas nos decían que había educación sexual porque la profesora de biología daba las clases de sexualidad o porque iban agentes externos a vender elementos para la intimidad femenina. Pero cuando trabajamos con profesoras y profesores que tienen interés en hacer una mirada desde la ley y desde la perspectiva de género y derechos, lo que empezó a pasar es que se dieron cuenta de que su formación de base, su formación disciplinar no había incluido esta mirada.
–¿No se sentían capacitados para abordar la propuesta que hace esta ley?–Claro, entonces hay un primer nivel, que es que si se visibiliza la cuestión de los derechos y se habla de los estereotipos, se entiende que hay una crítica social a la falta de oportunidades. Y para esto es más o menos sencillo ver que hay pocas mujeres presidentas, o que todavía hay discriminación hacia las lesbianas y los gays. Este primer nivel de conocimiento social fue visibilizado: está la ley de matrimonio igualitario y la ley de identidad de género, por ejemplo. Pero lo que nos preocupa hoy es que en cada materia escolar hay una crítica de género para hacer, hay una crítica al androcentrismo, ya no es esta cuestión meramente descriptiva, tiene que ver con una mirada de cómo se construye el conocimiento. Por ejemplo, tenemos profesorados de lengua y literatura o de letras, y la crítica del sexismo en el lenguaje es una dimensión que es tremendamente interesante en el castellano, que es una lengua particularmente sexista. Pero además, cuando se trabaja en literatura está el tema del canon de la literatura: ¿se leen mujeres? ¿qué mujeres? Y otra cuestión: ¿hay temas que tienen que ver con sexualidades en los textos? Realmente hay una enorme cantidad de temas que entran en la crítica al androcentrismo en el caso de la lengua y la literatura. Lo mismo en historia o en biología.
–Claro, como cuando se enseña el proceso de hominización, que va de un mono a un hombre.–Sí, varón, y además en general del tipo caucásico, blanco, es un hombre europeo, alto. O imágenes de familias prehistóricas, en las que está mamá, papá y los chicos, por ejemplo. En biología todavía hay mucho camino por recorrer. Y el sexismo, la mirada patriarcal del mundo, se transmite por esos canales también. No es suficiente, aunque es mejor que nada, hacer una clase sobre sexualidad, una clase sobre la discriminación en la mujer, una clase sobre el matrimonio igualitario. El problema es que se discuta en todas las clases lo mismo. Hay mucho por recorrer. El programa nacional (de Educación Sexual Integral) hizo muchísimo, pero son temas que van a llevar muchos años, porque para que haya una crítica y un análisis del androcentrismo en la formación docente, tiene que haber mucha investigación y mucha discusión.
–¿Qué sucedió con los docentes a medida que accedían a los diferentes momentos de formación que prevé la ley?–Creo que en general el impacto ha sido positivo en el sentido de que se pudieron ir bajando ciertos temores en las maestras y en los maestros. Por un lado, el miedo a no saber, y por otro lado el miedo a oposición de las familias. Pero además hay una especie de fantasma que recorrió y recorre todavía las escuelas, o el sentido común, que es que si hablamos de sexualidad, habilitamos el “libertinaje”, y ahí hay un tema ético; o que se impulsa la iniciación sexual, aunque está bastante demostrado que no es así. En los países en donde la temática de la educación sexual está muy presente, la iniciación sexual se demora, porque, por ejemplo, a veces los varones se sienten obligados a debutar para demostrar virilidad. Y modificar eso solamente es posible criticando la definición patriarcal de virilidad, para que esos chicos puedan entender que los procesos son personales y que son intersubjetivos. O en el caso de las chicas, que todavía cuesta que exijan el uso de un preservativo, y todavía hay una sospecha de la chica que tiene en su cartera un preservativo, porque parece que es “rapidita”. Y esos temas culturales, cuando se puede producir una situación de reunión con cierta calma, las maestras y maestros, los profesores y profesoras, se dan un espacio para reflexionar. Es evidente que es la Educación Sexual Integral (ESI) es una llave para entrar al mundo subjetivo, y a los estudiantes eso les interesa, y eso también atraviesa la propia vida del sector docente. Y no estoy diciendo que hay que hablar de la vida privada, sino que se pueda tomar la dimensión de la identidad y de las historias desde una perspectiva que es muy significativa para los niños y niñas, y jóvenes. La ESI no es una política exclusivamente de la escuela, es una política pública, que es social, y que se tiene que articular con el sector de salud, de desarrollo social y con la justicia, para que no queden solas las maestras y los maestros con la cantidad de temáticas que afloran cuando se habla de sexualidad. Porque tampoco es el rol o el trabajo de la maestra que se termine haciendo cargo de situaciones personales de alguna familia, por ejemplo. Entonces, esa red de instituciones hace que las maestras no tengan miedo.
–¿Y se da efectivamente esta articulación institucional? Si una maestra se encuentra con una situación de abuso o violencia en el aula, ¿tiene a dónde recurrir?–La articulación institucional hasta ahora fue bastante dispar. Hay ciudades en donde esto funcionaba bien, como en Rosario, en donde la municipalidad tenía un Instituto de la Mujer, o aun en la ciudad de Buenos Aires, que tiene defensorías y que tiene una red importante de organizaciones de la militancia. En algunas provincias, donde hay áreas llamadas de la mujer o defensorías en el sector de la justicia, donde hay fiscalías que pueden tomar ciertos temas y adonde pueden acudir las y los docentes, las escuelas están menos solas, y en algunas ciudades del país se dio esta articulación. Pero yo creo que en general ese puente no está todavía suficientemente tendido
–¿Hoy los y las docentes están mejor preparados para llevar a las aulas los contenidos que prevé la ley?–En estos años hubo, tanto por dentro de las escuelas como por fuera, en el debate público, una tematización de las dimensiones que tiene que ver con las sexualidades muy interesante. La sexualidad era uno de los temas tabú de la escuela, no se hablaba de religión ni de sexualidad. Creo que la dimensión tabú de la sexualidad, por muchos debates sociales que se fueron produciendo, está bajando. Algunas de las discusiones que se dieron, como la de la ley de matrimonio igualitario y la de la ley de identidad de género, o la presencia de algunas compañeras travestis en la televisión hicieron mucho por la ESI, inclusive más que la capacitación docente, porque van creando un clima de aceptación democrático. Pero yo creo que tiene que haber mucha más continuidad en la capacitación, y validación del programa ESI para que se profundice.
–Y en esta coyuntura en la que hay importantes reducciones de personal en áreas clave para la implementación de la ESI, no sólo en el Ministerio de Educación sino también en el Ministerio de Salud, por ejemplo, ¿cómo le parece que puede seguir este proceso iniciado con la sanción de la Ley?–Creo que tenemos un camino de lucha por delante. Hace unas semanas generamos con varios grupos una declaración que tuvo muchas firmas que dice “Sin Educación Sexual Integral no hay Ni Una Menos”. Fue importante, porque hubo muchas organizaciones del movimiento feminista, tenemos mucho apoyo de Ctera y de la CEA, que son dos confederaciones importantes. Y esto no es menor, porque somos muchos y muchas que hacemos una crítica, de alguna manera intentamos mostrar que la ley tiene que ser cumplida. La discontinuidad, la desarticulación de los programas, lo único que hace es atrasar, porque se frena una política, aunque no se elimine. El día que el ministro (Esteban) Bullrich presentó el Compromiso por la Educación (el 12 de julio pasado), la Ctera, la CEA y la Conadu hicieron un acto bastante importante en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, y cuando la secretaria general de Ctera habló del desmantelamiento de las políticas públicas se refirió a la ESI. Esto implica que se ha recorrido un camino impresionante, porque los sindicatos también son espacios en donde hay discriminación de género y durante mucho tiempo fueron reticentes a tomar el tema porque parecía que no era tan urgente. Esta adhesión de los sindicatos docentes fue una muy interesante evidencia de que algo pasó, que fue una política en donde se combinó la decisión del gobierno, los movimientos sociales, la Academia y un equipo de trabajo bárbaro. Me sorprendió el nivel de apoyo que hay en estos sindicatos docentes, que crearon sus líneas de trabajo y tienen su capacitación propia. Se lee que hay un potencial, porque creo que la ESI hace a la escuela más justa, pero también más interesante.
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domingo, 11 de septiembre de 2016

Educación: el modelo chileno

Frente de conflicto

Por Diego Rubinzal
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La negativa oficial a reabrir la paritaria docente preanuncia un frente de conflicto para el resto del año. La cuestión salarial no es el único punto de discordia. Los sindicatos denuncian la discontinuidad de programas socioeducativos (Plan Fines, orquestas infantiles) e interrupción del Plan de Formación Docente. Por otra parte, la intención oficial de evaluar a estudiantes y docentes fue recibida con mucho recelo. La preocupación sindical está centrada en que la propuesta está planteada en clave empresarial. En ese sentido, el énfasis en los “resultados” y la “eficiencia” tiene similitudes con la experiencia chilena.
La dictadura militar trasandina reformuló de manera drástica el sistema educativo. Las escuelas públicas fueron transferidas a los municipios en 1981. “Las escuelas públicas continuaron recibiendo fondos del gobierno central, pero se comenzó a pagar a los municipios un subsidio (voucher) por cada estudiante matriculado en sus establecimientos. Las escuelas privadas (con o sin fines de lucro) que no cobraban mensualidades comenzaron a recibir el mismo subsidio por estudiante que las escuelas públicas”, explican los profesores Humberto Santos y Gregory Elacqua en Segregación socioeconómica escolar en Chile: elección de la escuela por lo padres y un análisis contrafactual teórico, publicado en Revista de la Cepal N° 119.
Los cambios trajeron aparejado un éxodo de las clases acomodadas de las escuelas públicas a las privadas subsidiadas. La intervención estatal se redujo a “subsidiar la demanda” y evaluar la calidad educativa. La evaluación cumplía dos objetivos: 1) estimular la competencia entre las escuelas y 2) proporcionar información acerca de la “calidad” de cada establecimiento. Según esa visión, la competencia elevaría la calidad del servicio educativo. Los “vouchers” habían sido una propuesta original de Milton Friedman para eliminar esa “isla de socialismo (refiriéndose al sistema educativo norteamericano) en el mar del libre mercado”.
Lo cierto es que la reforma pinochetista intensificó la segregación cultural, ampliando la brecha de calidad entre escuelas privadas y municipales. La herencia educativa pinochetista permanece intacta. Los gobiernos democráticos sólo realizaron pequeños retoques. Por ejemplo, la Concertación prohibió una serie de filtros previos (entrevistas a los padres, pruebas de admisión) efectuados por las escuelas privadas. La coalición gobernante también aumentó el monto de los vouchers entregados a los estudiantes de los hogares más vulnerables. Sin embargo, las “mejores” escuelas continuaron implementando sutiles barreras de entrada. La segregación socioeconómica resultante, además de injusta, conspira contra la calidad educativa global.
Los efectos adversos de la segregación escolar (rendimiento académico, embarazo adolescente, deserción, ambiente educativo, compromiso intelectual, motivación) son confirmados por diversos estudios internacionales.
Los defensores del modelo chileno desmienten que esa realidad sea consecuencia del sistema de “vouchers”. En el marco de esta visión, los sectores populares concurren a las devaluadas escuelas públicas porque les “queda más cerca”. El análisis de los datos georreferenciales de estudiantes y escuelas del Gran Santiago refuta ese argumento. “La segregación es mayor en las escuelas que en los barrios y sugiere que la interacción entre las preferencias de las familias y las barreras de entrada establecidas por las escuelas incrementan la segregación escolar por sobre el efecto de la segregación residencial. Este hallazgo contradice el argumento de que la concentración de estudiantes de un nivel socioeconómico similar es simplemente un reflejo de la segregación residencial que existe en Santiago”, concluyen Santos y Elacqua.
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viernes, 9 de septiembre de 2016

EDUCACION IMPULSA UN SISTEMA DE RECONOCIMIENTO DE ESTUDIOS ENTRE LAS UNIVERSIDADES

Créditos para facilitar la movilidad

El proyecto de la Secretaría de Políticas Universitarias promueve que las universidades acuerden un régimen de créditos para reconocer los conocimientos adquiridos por los alumnos. El propósito es integrar el sistema y mejorar la retención.

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Con el objetivo de facilitar la movilidad estudiantil entre instituciones, “paliar la deserción y aumentar las tasas de retención y terminalidad” de los alumnos, el Ministerio de Educación impulsa un sistema de créditos para las universidades públicas y privadas. Si bien todavía hay aspectos de la iniciativa que se están analizando, desde la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU), que comanda el radical Albor Cantard, creen que podría ponerse en marcha desde el año que viene. Funcionarios de la SPU se mostraron confiados en que el sistema prospere.
La propuesta será presentada el jueves de la semana que viene, en el Palacio Sarmiento, en el marco de un seminario. “Formalmente, se denomina sistema de reconocimiento académico de estudios superiores. El crédito sería la medida de unidad. Hay que trabajar sobre la normativa en general y las universidades en particular”, dijo a Página/12 Danya Tavela, subsecretaria de la SPU.
Desde el Ministerio de Educación señalan que muchos jóvenes pasan por una suerte de “juego de la oca”: si empiezan una carrera y luego se arrepienten y deciden cambiar, deben comenzar de cero. Esto genera una “frustración para todos los actores: estudiante, familia y Estado”, y muchas veces deriva en el abandono. El sistema de créditos apunta a evitar que se pierda todo ese conocimiento adquirido (materias o seminarios aprobados): al estar cuantificado en créditos, otra universidad podrá reconocerlo automáticamente. Hoy existen las equivalencias, pero se trata de un trámite complejo, y hay muchas instituciones que no aceptan materias de otras casas de estudios.
Según Tavela, las universidades se mostraron “receptivas” ante la propuesta, “con ímpetu de participar y avanzar en los ejes centrales”. En estas semanas se realizarán una serie de encuentros para discutir los criterios más específicos de implementación del sistema. “Cuando se genere consenso –dijo–, habrá mejores posibilidades de aplicación y coordinación de distintos acuerdos.”
Los próximos pasos serán lograr la adecuación normativa –una resolución ministerial– y trabajar con la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) en la definición de los distintos grupos de carreras. El sistema empezaría a regir por disciplinas en las universidades que acuerden con la propuesta. Un pronóstico ambicioso sería que en el 2017 ya pueda funcionar pero –aclararon en la SPU– “es un proceso lento”.

Mayor integración

“El proyecto surge por una idea de Cantard y Juri (Hugo, rector de la Universidad de Córdoba), vinculado a cómo integrar el sistema universitario, facilitando la formación de estudiantes a partir de diferentes opciones en el territorio”, contó a este diario Mónica Marquina, directora ejecutiva del Programa de Calidad Educativa de la SPU. El propósito –explicó– es lograr un “acuerdo integrado de tramos, trayectos y ciclos que se formalizarían en convenios y permitirían a los estudiantes transitar de forma más sencilla los cambios de carrera o de institución”.
“Discutimos –señaló Marquina– establecer acuerdos sobre el reconocimiento de trayectos de formación.” Es decir, la idea es que quede librado a cada universidad cómo se suma, de qué manera y en qué carreras. “El instrumento va a ser el crédito, su expresión cuantitativa”, definió la funcionaria de la SPU.
Según los impulsores del proyecto, hoy es más fácil reconocer a universidades argentinas en el exterior que a las argentinas en el país. El nuevo sistema permitiría “aprovechar la diversidad de formaciones en las carreras y promoverla”.

Experiencias previas

A nivel mundial se han llevado adelante intentos de este tipo, pero algunos no tuvieron éxito, en parte porque “se impusieron de arriba para abajo”. Un ejemplo es el Proceso de Bolonia, impulsado por el Espacio de Educación Superior de la Unión Europea desde 1999, que entre otras cosas buscaba “facilitar el reconocimiento de títulos entre universidades del continente”, y proponía una “planificación de contenidos para el desarrollo social y un aprendizaje basado en el estudiante, cuantificado a través de los créditos”.
Hay universidades argentinas que ya se manejan por un sistema de créditos para realizar intercambios con casas de estudio extranjeras. Son las que forman parte de Tuning en América Latina, un programa que nuclea a más de 180 universidades de 18 países. Pablo Beneitone, gestor y coordinador del programa, explicó algunos aspectos: “No pensamos las titulaciones en términos de conocimientos, sino como habilidades, destrezas y competencias a que dan lugar. Nuestro objetivo central fue pensar cómo se traducen esas habilidades, si están o no, y no a través de qué materia lo consiguió. Podés tener distintas asignaturas en los planes de estudio, pero lo importante es que el perfil de egresado sea común. Un médico es un médico –ejemplificó–, se haya formado en la Universidad de La Plata, Córdoba o Nairobi.”
Beneitone definió al crédito como un elemento que “bien utilizado transparenta lo que sucede al interior del currículum vitae, empodera al estudiante. La asignación no es meramente matemática, cuánto representa esa asignatura en términos de volumen de trabajo –tiempo para cursar y aprobar–. Los créditos representan el tiempo total, no sólo el que se está frente al docente; acerca la brecha entre la duración teórica y la real, la práctica”.
Informe: Gastón Godoy.
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miércoles, 7 de septiembre de 2016

El desguace de los programas de Educación

El impacto de los 200 despidos en el ministerio que encabeza Esteban Bullrich

Las últimas cesantías anunciadas hicieron foco en trabajadores que se desempeñaban en el Instituto de Formación Docente y en las áreas de alfabetización, educación sexual, coros y orquestas infantiles, entre otras.

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Estatales y docentes realizaron la semana pasada un abrazo simbólico al Palacio Sarmiento.
Las 200 cesantías decretadas por Esteban Bullrich en el Ministerio de Educación generaron “un panorama de parálisis en los programas de inclusión”, afirmó el secretario gremial de la junta interna de ATE, Rodrigo Recalde. Los telegramas de despido, anunciados la semana pasada, terminaron de llegar entre el viernes y el lunes, y estuvieron focalizados en trabajadores del Instituto de Formación Docente y de los programas de alfabetización, de educación sexual integral y de coros y orquestas infantiles, entre otros.
“Los despidos forman parte de la reforma de neoliberal del Estado, al que ahora no le importa que haya un alfabetizador menos, un docente que ya no entra en las villas, ni el libro o la notebook que no se entrega en las escuelas”, denunció el delegado.
Contra los despidos marchó la semana pasada buena parte de la comunidad educativa, en un abrazo simbólico alrededor del Palacio Sarmiento para el que se unieron estatales, docentes y militantes de organismos de derechos humanos. El reclamo apuntó también al desembarco del sector privado en programas como Conectar Igualdad y la tercerización de funciones propias del ministerio en ONG y empresas (como la contratación de la fundación Red Creativa para el dictado de cursos de prevención de adicciones), que se dan en paralelo al ajuste de personal y el cierre de áreas.
Los despidos fueron comunicados “a través de llamados anónimos”, denunció Recalde, “en los que se les intimaba a los compañeros a dejar las tarjetas de ingreso, casi a modo de apriete”. “Hay un ataque sobre los trabajadores porque ellos representan los programas que fueron recortados y que para este Gobierno no coinciden con el modelo de Estado”, graficó.
El panorama de desguace quedo trazado de la siguiente forma:
- Dirección Nacional de Políticas Socioeducactivas: hubo 70 despidos. Creada a partir de la Ley Nacional de Educación, el área se ocupaba de actividades infantiles como los coros y las orquestas, que fueron descentralizadas a los municipios pero aún sin los recursos para funcionar. “Descentralizaron la escuela primaria en la dictadura, la secundaria en los 90 y ahora los programas. Es el correlato de una reforma neoliberal del Estado”, aseguró Recalde. Además de docentes, fueron despedidos músicos y pedagogos. A través de estos programas, muchas escuelas abrían sus puertas los sábados, lo que dejó de hacerse.
- Instituto Nacional de Formación Docente: hubo 50 despidos. Fue creado en 2007, con el objetivo de potenciar la formación entre los docentes y fortalecer la “articulación pedagógica” con los alumnos. Una de las líneas de acción del Instituto, el programa Nuestra Escuela, con 400 mil docentes inscriptos, cerrará a partir del año próximo en la provincia de Buenos Aires.
- Educación de jóvenes y adultos: hubo otros 20 despidos, en su mayoría alfabetizadores. “El programa apuntaba a que el Estado pueda incluir a quienes la estructura formal educativa había excluido. El Estado había reconocido una falencia, estaba llegando a escuelas de frontera, a las villas, a los sectores que forman parte del núcleo de pobreza. Hoy está presupuestaria y pedagógicamente destruido”, señaló Recalde.
- El resto de los despidos se produjeron en la Dirección Nacional de Información y Estadística de la Calidad Educativa, el Plan Nacional de Lectura, Educación y Memoria, Educación Sexual Integral, Educación Intercultural Bilingüe, Biblioteca de Maestros, Educación para Adultos y Educación Artística.
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martes, 6 de septiembre de 2016

T.P. #1 para Política Educativa de los profesorados de educación inicial y primaria

Trabajo Práctico #1

Política Educativa
Profesorado Superior en Ciencias de la Educación

Fecha de entrega

Martes 04 de octubre
Subirlo al Campus del Instituto J.A. Comenio de la asignatura Política Educativa en el lugar destinado para el TP#1

Consigna:

Analizar el Discurso del presidente Juan Domingo Perón en la Universidad de Córdoba en 1947
1.       Con las descripciones de las estructuras ideológicas y de significado según Van Dijk

2.       Aplicar las categorías de coyuntura, las relaciones de poder y práctica política según Poulantzas.

lunes, 5 de septiembre de 2016

TP #1 para sistema y política educativa del profesorado de ciencias de la educación

Trabajo Práctico #1

Sistema y Política Educativa
Profesorado Superior en Ciencias de la Educación

Fecha de entrega

Lunes 26 de septiembre
Subirlo al Campus del Instituto J.A. Comenio de la asignatura Sistema y Política Educativa en el lugar destinado para el TP#1

Consigna:

Analizar el Discurso del presidente Juan Domingo Perón en la Universidad de Córdoba en 1947
  1. Con las descripciones de las estructuras ideológicas y de significado según Van Dijk
  2.  Aplicar las categorías de coyuntura, las relaciones de poder y práctica política según Poulantzas.
  3.  Clasificar a que clase pertenece la autoidentidad según Gramsci, si su grupo de pertenencia trata de genera hegemonía y si esta hegemonía la desarrolla desde la sociedad civil o la sociedad política.

Situación estudiantes de 2do. año de ciencias de la educación

Nombre y Apellido
Reseña #1
Reseña #2
Calificación del parcial 1er. cuatrimestre
Comentario
Nota final del 1er. cuatrimestre
Eugenia Elizabeth Nicosia
80
70
100
--
90
Marina Claudia Escobar
//
//
90
La respuesta 5 era más simple te embrollaste: correcto que Bullrich defiende intereses de clase dominante y González Seligra defiende otros intereses que pueden o no ser antagónicos.
Rinde final por no entregar las reseñas
Nain Florencia González
100
100
100
100
100
Paula Estrella Alfaro
100
100
100
100
100
Rocío Nahir Tuñón
//
//
//
Recupera
Rinde final si aprueba el recuperatorio y aprueba todas las instancias del 2do. cuatrimestre

domingo, 4 de septiembre de 2016

Estudiantes chilenos marcharon por la gratuidad estudiantil

Los chilenos esperan que el CAE sea eliminado y que los recursos que se destinan para este organismo sean redistribuidos para financiar la gratuidad de forma permanente.

Miles de chilenos denuncian que deben el doble o más de los créditos otorgados para pagar sus estudios suériores.

La Confederación de Estudiantes de Chile (Confech), la agrupación Deuda Educativa y la ciudadanía en general, emprendieron este domingo una nuevaprotesta contra el Crédito con Aval del Esatdo (CAE) y todas las políticas con fines de lucro en el sistema educativo.
La actividad, de carácter familiar, inició a las 11H00 hora local (14H00 GMT) en la Plaza Italia de Santiago de Chile con punto final en Echaurren.
Los manifestantes rechazan el hecho de que miles de estudiantes y profesionales estén endeudados actualmente con diversas instituciones bancarias por haber ingresado a la educación superior.

Juan Pablo Rojas, vocero de Deuda Educativa, asegura que las expectativas de la reforma educacional y la promesa de la presidenta Michelle Bachelet sobre la gratuidad universal se desvaneció hace meses para los estudiantes endeudados.
“Nunca habrá gratuidad universal si siguen existiendo deudores y peor aún si están endeudados con la banca”, aseveró.
Por su parte, el presidente de la Federación de Estudiantes Universidad de Santiago (Feusach), Patricio Medina, afirmó que "el CAE debe ser el puntapié inicial para seguir conversando de otros temas dentro del proyecto de educación (...) Hoy en día tenemos más de un millón de estudiantes endeudados solamente por el Crédito con Aval del Estado; esta política ineficiente y segregadora y un traje a la medida de los bancos y también universidades que reciben este fondo y lucran con la educación".
Asimismo, destacó que esperan que el CAE sea eliminado, que los recursos que se destinan para CAE, que hoy día son 35 por ciento de la partida de educación, sean redistribuidos para financiar la gratuidad de forma permanente.

En contexto
La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, lleva adelante una serie de reformas destinadas a cambiar el sistema educativo en ese país, el sistema tributario y la actual Constitución, heredados de la dictadura de Augusto Pinochet en (1973-1990).
No obstante, su Gobierno ha sido golpeado por una serie de escándalos de corrupción política, uno de los cuales involucra a su hijo mayor, Sebastián Dávalos, y a su nuera Natalia Compagnon, investigados por evasión de impuestos y tráfico de influencias en la compra y venta de terrenos en el sur de Chile.

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