jueves, 17 de abril de 2014

Populismos y Laclau

Sobre la “identidad populista”

Laclau y el psicoanálisis

Al recoger el legado conceptual de Ernesto Laclau –fallecido el domingo pasado–, la autora diferencia entre la formación de masa, donde “la identidad se alcanza por identificación y obediencia al líder”, y el populismo, donde “los sujetos tienen la palabra y devienen actores políticos”. Y sostiene que esta teorización “aporta al psicoanálisis la posibilidad de ampliar su campo de acción”.

Por Nora Merlin *
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Ernesto Laclau nació el 6 de octubre de 1935 en Buenos Aires y murió en Sevilla el 13 de abril de 2014.
Ernesto Laclau produjo una teoría del populismo a partir del análisis del discurso, utilizando la lingüística de Ferdinand de Saussure, la teoría psicoanalítica de Jacques Lacan y la retórica; transformó así una noción bastardeada por los medios de comunicación –y también por la academia– en un concepto fundamental para operar en la teoría política.
Recordemos brevemente el planteo que hace Freud en Psicología de las masas y análisis del yo. Afirma allí que las masas son asociaciones de individuos que se manifiestan con características bárbaras, violentas, impulsivas y carentes de límites, en las que se echan por tierra las represiones. Son grupos humanos hipnotizados, con bajo rendimiento intelectual, que buscan someterse a la autoridad del líder poderoso que las domina por sugestión. Se trata de una constitución libidinosa producida por la identificación al líder, en la que una multitud de individuos pone en el mismo objeto (el líder) el lugar del ideal del yo –operador simbólico que sostiene la identificación de los miembros entre sí–. Por lo tanto, dos operaciones constituyen y caracterizan a la masa: idealización al líder e identificación con el líder y entre los miembros. En resumen, la masa implica una respuesta social no discursiva sino puramente libidinal.
En contraposición, Laclau define la construcción populista en tanto realidad de discurso, de significación; la define a partir de una lógica de articulación de demandas diferenciales que se relacionan y conforman equivalencia. De este modo, referirse al pueblo no implica un supuesto ontológico dado, no se trata de un objeto exterior susceptible de ser estudiado, medido, calculado por expertos, sino más bien de un efecto contingente, un modo de construcción política inherente a la comunidad. Es impensable que la comunidad satisfaga todas sus demandas, y esta diferencia discursiva tiene como consecuencia la emergencia del pueblo, pero siempre a condición de que se cumpla la lógica de articulación y equivalencia. A través de esta lógica surge una identidad populista como efecto: no como un punto de partida o un supuesto apriorístico garantizado por algún impreciso “ser nacional”.
La identidad conferida por la masa difiere de la populista. En la primera, se trata de una identidad caracterizada por el enlace libidinal con el líder, alcanzada sólo por la identificación y obediencia a él. Sujeto único y amo de la palabra, el líder articula mandatos. La estructura de la masa es jerárquica: el líder ocupa el lugar del ideal y encarna las demandas que funcionan como imperativos a obedecer. Esa identidad es puramente imaginaria, consiste en un conjunto de yoes identificados. En la masa, los individuos están en posición de objeto, el sujeto no es tratado como tal, no tiene voz ni voto; nos encontramos ante una destitución subjetiva, que en el discurso capitalista se manifiesta en la producción mercantil de objetos y de sujetos tomados como objetos. El sujeto de la masa se encuentra sometido a un amo que articula ideologías preconcebidas, fijadas e ideales; pasivo y servil, su yo empobrecido está bajo el influjo de la sugestión. Advertimos que la masa no es un modo de lazo social, de discurso, sino que se constituye por un montón de gente seriada, indiferenciada y unificada que comparte un espacio y un tiempo. Freud vio en el rebaño, en la fascinación colectiva y la homogeneización de la psicología de las masas, un prolegómeno del totalitarismo.
Por el contrario, el populismo se plantea como una identidad producida desde el discurso, concebido como un sistema que reclama igualdad de derechos en la reivindicación de sus diferencias; los sujetos aquí tienen la palabra y por lo tanto devienen actores políticos. Esto supone una fuerza de inscripción política inclusiva y democrática. Consideramos de suma importancia establecer este despejamiento conceptual para evitar análisis políticos erróneos, tales como, por ejemplo, asociar peronismo a masa y por ende a manipulación, sugestión, fascismo o totalitarismo.
En este sentido, sostenemos que el peronismo comienza como masa creada por su líder. El peronismo proponía algo novedoso, fundaba su llamamiento político a los trabajadores reconociéndolos como fuerza social. Perón, en tanto líder, convocó a la participación popular en la vida económica y social construyendo la integración e inscripción de los trabajadores, que hasta ese momento se encontraban excluidos y desclasificados de la sociedad. Perón ofreció a la masa inscripción y representación, es decir, reconocimiento político y simbólico. La creación política de la masa produjo notables cambios en la cultura: subversión de valores y códigos, modificaciones en las costumbres y hasta en el paisaje. Los obreros, que en su mayoría habitaban los suburbios de Buenos Aires, aparecen, se hacen visibles y se apropian del espacio público.
La constitución y organización de la masa, que en su momento resultó una novedosa formación en la cultura argentina, devino luego construcción populista. Ciertas contingencias no calculadas produjeron este pasaje, y entre ellas ubicamos dos bisagras fundamentales. La primera, el 17 de octubre, a partir de la demanda que exigía la libertad de Perón. La segunda, a partir de 1955, cuando, proscripto el peronismo y exiliado su líder, con la lucha popular por su retorno –que articula a sectores heterogéneos de la sociedad– surgen demandas aglutinantes de la resistencia popular que van a constituir identidad populista.
Freud aportó una matriz propia de la masa, que nos permite comprender su conformación y funcionamiento. Laclau produjo la matriz propia del populismo, que permite concebir otra conformación de identidad, ajena a la pasión por el Uno y la identificación al líder. El populismo, en tanto construcción popular no determinada a priori ni preconcebida, ofrece un modelo fecundo para pensar la política democrática. A partir de los desarrollos de Laclau, es posible pensar lo común, condición indispensable de la política, no como fusión sino por el contrario como lo plural, aquello que agrupa y separa, aparición consistente en un hacerse visible en lo público, hablar y hacerse escuchar.
Esto permite pensar una construcción cultural que no se base en la moral, en tanto imperativo categórico universal, ni en las leyes generales de la ciencia. El populismo, como lo plantea Laclau, revitaliza en su accionar mismo la vieja retórica moralizante y predestinada de la política, y permite así que la creatividad de todos produzca iniciativas populares nuevas. Como se trata de una identidad popular que pone en acto la pluralidad discursiva, supone la idea de democracia como fundamento. Una cultura política posible, libertaria, emancipatoria, implica para Laclau, como condición, la construcción de hegemonía popular. Esto supone invención cultural, sin gradualismos ni puntos de llegada, con antagonismos que se inscriben en la democracia, posibilitando de este modo la irrupción de acontecimientos imprevistos e irreductibles a formas previas, asumiendo el riesgo de la verificación colectiva.
Conocí personalmente a Ernesto Laclau hace años, en el marco de mi interés por la articulación de política y psicoanálisis. Al principio, mi reflexión se orientaba a desarrollar qué podía aportarle el psicoanálisis a la teoría política: el sujeto, la pulsión de muerte, el objeto a, el síntoma, el goce, la satisfacción en el sufrimiento. Al interiorizarme del pensamiento de Laclau, la relación se hizo dialéctica y comencé a comprender que su teoría le aportaba al psicoanálisis la posibilidad de salir de los consultorios y ampliar su campo de acción, incluyendo la dimensión colectiva sin devenir en una psicología de las masas.
* La autora es psicoanalista y docente de la UBA y desarrolla los tramos finales de su tesis de maestría en ciencias políticas en el Instituto de Altos Estudios Sociales (Idaes), dirigida por Ernesto Laclau.
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martes, 15 de abril de 2014

Escuelas rurales fumigadas

Campaña de gremios y organizaciones contra fumigaciones que afectan a escuelas

La contaminación en las aulas

Ocurre en muchas escuelas rurales, ubicadas cerca de campos donde hay plantaciones de soja. En algunas provincias hay legislación que pone límites, pero muchas veces no se cumplen. Reclaman mayores controles.

Por Darío Aranda
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“Atención escuela. Señor aplicador y productor. No fumigar”, dice un cartel en una escuela de Entre Ríos.
“Paren de fumigar escuelas”, es la campaña en la que intervienen asambleas socioambientales, gremios docentes y padres de alumnos. Dan cuenta de miles de escuelas rurales rodeadas por cultivos transgénicos, donde llueven agroquímicos sobre niños y maestros. En Córdoba denuncian que al menos 400 escuelas padecen fumigaciones y, en Entre Ríos, un relevamiento sobre tres departamentos reveló que el 70 por ciento de las escuelas rurales fue fumigada. El único informe oficial del país sobre escuelas y agroquímicos se realizó en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires: 41 establecimientos educativos fueron fumigados. Solicitaron la intervención de autoridades provinciales y nacionales, pero aún no obtuvieron respuesta.
El cartel blanco sostenido por postes semeja las señales de tránsito. Es blanco con letras negras que resaltan: “Atención escuela. Señor aplicador y productor. No fumigar”. Y detalla las leyes que protegen a alumnos. El cartel sobresale frente a la escuela Nº 54 de Colonia Caseros, departamento de Uruguay, Entre Ríos. Es una iniciativa del sindicato docente de Entre Ríos (Asociación Gremial del Magisterio, Agmer) y la Asamblea Ciudadana Ambiental de Concepción del Uruguay, que comenzaron a articular acciones en marzo de 2012 por las denuncias de maestros y familiares de alumnos de escuelas rurales.
Un caso testigo sucedió en octubre de 2012, cuando fue fumigada la escuela rural Nº 66 de Gualeguaychú. Los chicos padecieron picazón en los ojos, dolores de garganta y vómitos. Los químicos denunciados fueron glifosato, 2.4D, atrazina, clorpirifos, fipronil y deltametrina.
El sindicato y la asamblea comenzaron un relevamiento en toda la provincia. Ya avanzaron en tres departamentos (Uruguay, Nogoyá y Gualeguaychú). Sobre 74 escuelas censadas, el 70 por ciento fue fumigado (52). En el departamento de Uruguay sufrieron aspersiones 15 escuelas de las 28 censadas. En Nogoyá, 18 sobre 23. Y en Gualeguaychú fueron fumigadas 19 escuelas sobre 23 relevadas. Confirmaron casos de afecciones en la piel y vías respiratorias de chicos y maestros, vómitos y problemas gastrointestinales.
“No se cumple con las leyes y disposiciones en cuanto a extremar precauciones y evitar el daño a terceros. Hay escasa contención de parte de los organismos estatales que debieran hacer cumplir las pocas disposiciones de protección vigentes”, señala el informe entrerriano y, mediante imágenes satelitales y fotos, evidencian la cercanía de escuelas y campos transgénicos.
La legislación provincial estipula 50 metros de distancia, pero no se cumple. Docentes y asambleístas aún no definieron cuál debiera ser la distancia, pero coinciden: “Es absurdo que haya sólo 50 metros entre campos fumigados y escuelas”, afirmó Jorge Bevacqua, de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Concepción del Uruguay.
En Buenos Aires hubo denuncias de escuelas fumigadas en Exaltación de la Cruz, Cañuelas y Los Toldos. “Hay muchos casos, pero los docentes tienen miedo. Algunos directivos y funcionarios son amigos de empresarios sojeros. Además está Cargill, que hace donaciones a las escuelas y eso complica todo”, explicó Margot Goycochea, del Foro Ambiental de Los Toldos.
En Cañuelas, en 2010, se sancionó una ordenanza (la 2671) que regula la aplicación de agroquímicos, tomada como referencia por otras localidades. Limita las fumigaciones a 2000 metros de poblaciones urbanas y 200 metros de distancia de escuelas rurales. Diana Iceruk, periodista y asambleísta socioambiental, asegura que la ordenanza “no se cumple plenamente, se continúa fumigando en zonas prohibidas”.
Medardo Avila Vázquez forma parte de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados. Detalló que en Córdoba los mayores problemas se dan en septiembre con las aplicaciones de glifosato, 2.4D y atrazina. “Son de tres a seis aplicaciones antes de la siembra de noviembre-diciembre, los chicos aún están en las escuelas y los fumigan sin reparos”, denunció.
El médico explicó que, además, en marzo aplican “desecantes” para eliminar la humedad y cosechar. Aplican 2.4D y paraquat. Estimaciones de Médicos Fumigados y sindicatos docentes provinciales señalan que en Córdoba hay 1500 escuelas a menos de 1000 metros de campos fumigados. “De esas 1500, hay 400 escuelas rodeadas de campos de soja y maíz transgénico. Unos 12 mil alumnos y 900 maestros están expuestos a los agrotóxicos”, afirmó Avila Vázquez, que también forma parte de la “Campaña escuelas fumigadas nunca más”. Los casos se repiten en todas las provincias con cultivos transgénicos: Santiago del Estero, Salta, Santa Fe, La Pampa y Formosa, entre otras.
La Red de Salud Popular Ramón Carrillo, de Chaco, realizó numerosas denuncias en los últimos años. La escuela Nº 552 de Pampa del Indio, donde se fumigaba con los chicos en clases; la escuela Nº 141 Fortaleza Campesina, en el departamento General San Martín, donde se usó glifosato a menos de 100 metros de los alumnos; y la escuela Nº 257 de Tres Isletas, son sólo algunos de los casos.
La Ley de Biocidas de Chaco (la 7032, de noviembre de 2012) fija distancias de 500 metros para las aplicaciones terrestres y 1500 para las aéreas. Alejandra Gómez, de la Red de Salud, marca dos hechos que se repiten en todas las provincias: la ley no se cumple y los docentes tienen miedo a denunciar. En 2010, un fallo judicial frenó fumigaciones con glifosato y endosulfan en las localidades de La Leonesa y Las Palmas, y protegió escuelas rurales al fijar límites de 1000 metros para aplicaciones terrestres y de 2000 metros para las aéreas.
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lunes, 14 de abril de 2014

Ernesto Laclau

A los 78 años, falleció el filósofo Ernesto Laclau

El intelectual de los debates y los combates

El reconocido autor de Hegemonía y estrategia socialista sufrió un infarto mientras visitaba Sevilla. Fue un pensador clave del posmarxismo que en los últimos años dedicó su obra a resignificar y revalorizar los populismos.

Por Werner Pertot
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Laclau vivía en Inglaterra y daba clases en la Universidad de Essex.
Murió Ernesto Laclau, una de las principales figuras de la teoría política argentina, un intelectual que resignificó los estudios sobre el populismo contra ciertas concepciones del sentido común. El autor de Hegemonía y estrategia socialista estaba ayer con su mujer Chantal Mouffe en Sevilla, España, donde sufrió un infarto. Tenía 78 años y era profesor en la Universidad de Essex, Inglaterra. En los últimos años habían causado revuelo sus posiciones favorables al kirchnerismo y a Hugo Chávez, así como su intervención en las discusiones políticas a través de ciclos como Debates y combates o del canal Encuentro. Sus restos serán velados en la Argentina, aunque hasta ayer no había confirmación del día ni del lugar.
Laclau estaba en Sevilla invitado por el agregado cultural de la embajada argentina en España, Jorge Alemán. Iba a brindar una conferencia ayer por la tarde. Según relató Alemán, Laclau había iniciado el día temprano a la mañana con un paseo por las calles de Sevilla y un baño en la pileta del hotel, cuando se produjo el infarto que provocó su muerte.
Desde diversos sectores políticos y académicos, destacaron la pérdida que significa para las ciencias sociales (ver aparte).
Laclau daba clases de Teoría Política en la Universidad de Essex, un cargo que ocupaba desde 1973. Además, era director del programa de Ideología y Análisis del Discurso, donde se dictan una maestría y un doctorado. Fue distinguido con el titulo de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Rosario (UNR), la Universidad de San Martín lo tenía como director honorario del Centro de Estudios del Discurso y las Identidades Sociopolíticas. Sus hijos, Santiago y Natalia, residen en Argentina.

Marx y Lacan

Laclau nació en Buenos Aires el 6 de octubre de 1935 y creció en una casa donde había mucho debate político: su padre era un radical yrigoyenista, que participó de las sublevaciones contra Uriburu. Estudió Historia en la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde se recibió en 1964. Bajo los debates de la figura del intelectual comprometido –sobre la que discutían desde Theodor W. Adorno hasta Jean-Paul Sartre–, la formación de Laclau combinó la militancia política y la investigación académica. Tras el golpe de 1955, formó parte del grupo Contorno, junto a Eliseo Verón, León Sigal y Sofía Fisher, entre otros. Militó durante un tiempo en Socialismo de Vanguardia –una escisión del Partido Socialista Argentino–, de donde se alejó por sus críticas al leninismo. Trabajó junto al sociólogo Gino Germani y fundó junto a José Luis Romero la materia Historia Social y General de la carrera de Historia de la UBA.
En los sesenta, Laclau fue director de la revista Lucha Obrera, que se vinculaba al Partido Socialista de Izquierda Nacional. Cuando escribía, usaba el pseudónimo Sebastián Ferrer, porque era becario del Conicet, donde veían mal su compromiso político. La Izquierda Nacional era una corriente de la que participaron otros intelectuales como Blas Alberti, Fernando Carpio y Jorge Abelardo Ramos, quien fue una figura importante en la formación política de Laclau.
Con la dictadura de Onganía, Laclau perdió su cargo como docente en la Universidad de Tucumán y luego ganó una beca en Oxford, donde estudió con el historiador marxista Eric Hobsbawm. “Empecé mi trayectoria política en la Izquierda Nacional. Cuando llegué a Inglaterra, entré en contacto con la New Left Review y con gente ligada a la experiencia de los movimientos anticoloniales –relataba Laclau en un reportaje de 2003–. Me fui de la Argentina en 1969 pensando que era por tres años. Después vinieron las bestias y no puede volver por quince años.” El golpe de Estado de 1976 cortó su regreso.
Desde Inglaterra, en 1979, escribió Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo, populismo, una compilación de artículos que hizo a pedido del historiador marxista Perry Anderson. En esa época, todavía adscribía a la teoría de Antonio Gramsci y no había formulado los conceptos que luego hizo conocidos. En 1980 hizo su contribución a Tres ensayos sobre América Latina, un libro del Fondo de Cultura Económica.
Fue en los ochenta cuando Laclau se convirtió en uno de los intelectuales preocupados por pensar la reconfiguración de la izquierda en plena crisis del pensamiento marxista. Junto con su compañera Chantal Mouffe, escribió en 1985 Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de la democracia. Este libro es considerado como uno de los que configuran el posmarxismo, desde una línea que critica el determinismo económico y una lectura mecánica de los procesos populares de América latina. Laclau se centró en releer el capitalismo desde una perspectiva que cruzaba la obra de Karl Marx con la de Jacques Lacan (una buena parte de los autores posmarxistas incorporan aportes de otras teorías: en el caso de Laclau, también sumó conceptos del posestructuralismo).
Allí, Laclau planteó una de sus definiciones más conocidas, donde la política es entendida como una lucha por la hegemonía y por conquistar lo que llama “significantes vacíos” o “significantes flotantes”, en un uso de un término lacaniano para entender fenómenos políticos. Durante la siguiente década siguió desarrollando esta teoría: en 1990, publicó Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo, en 1996 Emancipación y diferencia y Misticismo, retórica y política, en 2002.

Reinventar el populismo

“En la genealogía que hace Ernesto Laclau, nos habla de un populismo que tiene una profunda raigambre en la modernidad capitalista, y plantea lo heterogéneo, lo opaco de la social, para empezar a discutir las lógicas políticas de la democracia y la memoria histórica popular”, sostuvo el profesor y ensayista Nicolás Casullo en la presentación en 2005 de La razón populista, uno de los libros más importantes de Laclau, que giró en torno del fenómeno de los nuevos gobiernos de sesgo populista. A La razón populista le siguió en 2008 Debates y combates. Para un nuevo horizonte en la política, que también le dio nombre a una revista que editó Laclau con aporte de intelectuales como Toni Negri –de quien se mostró cerca, aunque con diferencias en algunos puntos de su teoría, mientras que polemizó con Slavov Zizek–, la filósofa francesa Judith Revel, entre otros. Laclau buscaba que la revista “fuera para el mundo hispano lo que puede ser New Left Review para el mundo anglosajón”. Con la misma idea, condujo un ciclo de entrevistas en el canal Encuentro.
Pese a la distancia, Laclau siempre se mostró atento a lo que ocurría en la Argentina. En 2003, por ejemplo, señaló que “Kirchner no habría sido posible sin los cacerolazos”. Sobre la discusión posterior alrededor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, advirtió que “si prevalecen los monopolios, la guerra está perdida”.
En 2012, Laclau conoció a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Nunca formó parte del Gobierno con un cargo –se mencionó la embajada de Londres o de Francia–, pero planteó sin medias tintas sus posiciones sobre el kirchnerismo y la disputa política en la Argentina. En los últimos tiempos, señalando las particularidades del momento histórico, se había mostrado a favor de la posibilidad de una reelección indefinida, aunque aclaró que no se refería a la Presidenta: “Si la gente está contenta con un presidente, debe tener la opción de volver a elegirlo. Si la gente está descontenta, puede votar por otro”, afirmó. Consideraba que es “el mejor momento democrático en 150 años en toda América latina”, pero advertía que “en la Argentina todavía no se logró una confluencia completa entre el momento autónomo de la voluntad de los sectores populares y el momento de la construcción del Estado”.
Siempre parecía estar volviendo sobre los conceptos del libro de 1985, donde se planteaba también un programa político: “La izquierda –escribió– debe comenzar a elaborar una alternativa creíble frente al orden neoliberal, en lugar de tratar simplemente de administrar de un modo más humano”.
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Actividades en el Ce.D.In.C.I.




Próximas actividades

Lunes 14 de abril, 19 hs.


Presentación del libro Los años setenta de la gente común. La naturalización de la violencia,

de Sebastián Carassai (Siglo XXI, 2013)

Presenta: Sebastián Carassai.
Comentan: Vera Carnovale y Ezequiel Adamovsky.
Lugar: CeDInCI. Fray Luis Beltrán 125 (Flores)

A partir de un trabajo de rescate y análisis de testimonios, material gráfico y audiovisual de consumo masivo, la publicidad, la telenovela y el humorismo, el autor indaga la construcción de un sentido común acerca de la violencia, en un contexto de creciente movilización y represión.

Sebastián Carassai es sociólogo, mag&iac ute;ster en Sociología Económica por el IDAES-Universidad de San Martín, y doctor en Historia por la Universidad de Indiana (Estados Unidos). Investigador del Conicet y miembro del Centro de Historia Intelectual de la Universidad Nacional de Quilmes, se desempeña como docente en la carrera de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. Su tesis The Argentine Silent Majority. Middle Classes, Political Culture, Violence and Memory (1969-1982) ganó el Esther L. Kinsley PhD Dissertation Award, otorgado por la Universidad de Indiana a la mejor tesis de doctorado del año 2011-2012 en todas las disciplinas. Será publicada por Duke University Press en 2014.
Lunes 14 de abril, 21 hs

Inauguración de la muestra ASSAIG S.T. 1909-1919

Un proyecto acerca de las semanas trágicas en Barcelona y Buenos Aires, de Gonzalo Elvira.

Nacido en la Patagonia en 1971, Gonzalo Elvira vive y trabaja desde algunos años en Barcelona. Su trabajo se asienta en el estudio de la historia, y se define sí mismo como "un historiador visual".

El catálogo de la exposición, con textos de Osvaldo Bayer y Oscar Alonso Molina, estará a la venta durante la inauguración.
Las obras podrán visitarse hasta el 30 de junio en la sala Clément Moreau del CeDInCI.



“La calidad de la educación en un enfoque competencial”

Bienvenido sea el controvertido término de las  “competencias básicas” , entendidas como capacidades holísticas e integrales, como conjuntos...